Imagen: Paloma Suau (Suministrada)
Por: Luis Echevarría
Una familia de artistas… Paloma Suau fue una interesante niñez atípica, nada aburrido pues yo crecí tras bastidores. Salía de la escuela e iba al teatro donde mi mamá estaba ensayando o donde mi papá estaba dirigiendo un programa de televisión. Me acostumbré a ser amiga de los amigos de mis padres. Siempre me incluía en el grupo más cercano de ellos, como Lucecita Benítez, Antonio Martorell, Lucy Boscana y Nilita Vientós Gastón, en las fiestas en las bohemias, mucha gente bien interesante.
Desde bien pequeña tuve mucha noción de lo que era el teatro, los ensayos, el proceso; me aprendía las obras enteras, a veces dormía debajo del piano en el estudio de grabación, Mi madre me ponía a ser asistente de vestuario cuando tenía ocho años. Tuve muchas experiencias bien singulares, siempre me parecieron fascinantes. Todo esto hizo una parte integral de quien yo soy.
Yo quería ser actriz… era lo primero que quería ser. Siempre me ha atraído ese proceso de cómo puedes cambiar a ser otra persona. Pero no fue bien recibido por la familia, pues me decían que era una carrera muy difícil. Opté entonces por hacer cine, pues me dije “haré películas como Woody Allen en donde podré actuar, escribir la historia que es algo que hago de hace tiempo y como directora puedo trabajar con eso”.
Me fui a estudiar cine en NYU en donde me enamoré del documental. Nunca me gustaron los documentales con “voice over”. En mi trabajo el espectador debe prestar mucha atención, considero que soy barroca en la manera de contar para romper la norma. Me gusta mucho Wim Wenders, cómo él narra la película, cómo utiliza el monólogo, y su manera de hacer los documentales me fascina.
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Llegué bien rebelde… yo no quería que me dieran trabajo por mi mamá o mi papá, yo tenía esa cosa de hacerme yo misma. Fui a las casas productoras donde quería aprender todas las facetas de hacer cine, pues no tenía prisa de empezar a dirigir. Así que fui subiendo los escalones hasta que llegué a ser asistente de dirección. La primera oportunidad de dirigir me la dio Ángelo Medina con un “making of” de un especial del Banco Popular. Lo asumí, y lo hice.
Mi desarrollo como directora lo aprendí sobre la marcha y gracias al excelente equipo de producción que siempre me ayudaron a lograrme. Estuve seis años trabajando, haciendo comerciales o videos musicales cuando me llamaron para darme la sorpresa de que dirigiera cual fue mi primer especial del Banco Popular llamado “Guitarra Mía”. Fue una experiencia bien retante, pero bien bonita. José Feliciano es un ser espectacular. Algo que me honra es el poder trabajar con gente no solamente talentosa pues cuando la gente llega tan lejos en la carrera es que también son unos fajones. Son gente que trabajan sin pausa, aparte de su genialidad son disciplinados.
“El Accidente Feliz” … Antonio Martorell aparte de ser una figura muy importante en mi vida desde la infancia fue el primer sujeto que quería documentar cuando yo regresé de la escuela de cine. Logré grabarlo por varios años, y en eso mi carrera arrancó. Puse todo lo grabado en unas cajas que entre mudanzas y mudanzas acabaron en almacenes. Muchos años después cuando quisimos retomar el proyecto de este documental intimo las cajas habían desaparecido, y me dice “Ah eso no importa, qué buena excusa para empezar de nuevo”. Se aprobó una propuesta para buscar los fondos para hacer el documental.
Al leer el guion nuevamente me di cuenta de que necesitaba otro personaje para darle más dramatismo, y ese personaje era yo, un personaje que busca su propia voz, que aprende de él, cual no es fácil pues Martorell es un personaje bien dinámico. Antes de mencionarle este nuevo personaje, me dice; “Tengo que decirte una cosa, he estado pensando que este documental es muy ambicioso, tú quieres contar mi vida y lo entiendo. Pues yo creo que la única manera que esto quede bien es que sea una conversación entre los dos y que tú también seas un personaje”.
Asombrada, le dije yo quería decirle lo mismo. Los dos llegamos a ese consenso que iba a ser una conversación visual. Entonces se convirtió en un proceso que ha tomado casi cinco años. El trabajo está terminado, lo estamos sometiendo a festivales y en Puerto Rico se estrena en enero. Para mí Antonio Martorell aparte de su trabajo, su filosofía de vida, su labor como maestro, como colaborador, como agente catalítico, su obra más importante es él mismo.
Suelo ser… en mi vida personal suelo ser bien tímida, pero cuando estoy en mi trabajo me vuelvo segura, clara y fuerte. Porque si yo titubeo se hunde el barco. En el “set” es donde más feliz soy, en donde se me desaparecen todos los miedos, se me desaparecen las inseguridades. Es también divertido porque te da una satisfacción grande al poder lograrlo. En el momento de crisis, soy bien buena. Cuando estoy en producción me crezco. Si tú de verdad quieres hacer algo, lo puedes lograr y eso te lo tienes que creer. Tienes que buscar la forma de contar la historia que quieres contar, y plasmarla de alguna manera. Mi libro favorito es Anna Karenina de Leo Tolstoy, en la música The Beatles, Joan Manuel Serrat, pero cuando trabajo escucho Mozart y Vivaldi. Practico el yoga y la meditación.
Una Pregunta Más a Paloma Suau…háblame de “Maestra Vida”… ese es mi próximo proyecto. Quiero trabajar en obras que brinden esperanzas. Cuando Rubén Blades la grabó en 1980 vino a Puerto Rico y al visitar a mi mamá y a Glenn trajo un casete para que la escucharan, yo tenía siete años y la escuché pegada al lado de Rubén Blades. Cuando fui a la Universidad siempre mi sueño era convertir a Maestra Vida en una película pues siempre la vi como una película. Luego de todos estos años vino la etapa de convencer a Rubén que me escuchara, y comenzamos el proyecto, a veces escribiendo juntos, a veces a distancias. Tenemos una maqueta de guion y entre los dos estamos listos. El guion te lleva un paso más allá porque no solamente se queda en el disco. Es un musical que va a jugar con el tiempo: no se va a quedar con la historia del pasado. Ahora empieza la batalla campal.
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