El arte no es algo decorativo, sino que en realidad es un componente de transformación social. Pedro Adorno Irizarry
Yo no pintaba ni con crayola… nací en Bayamón, en el sector Santa Juanita, pero vivía los fines de semana en Morovis, de donde es mi familia. Mi papá era un líder sindical y mi mamá, líder en la comunidad. Al comienzo yo no pintaba ni con crayola, no dibujaba ni nada. Comencé a hacer unos dibujos quizás en tercer o cuarto grado solamente de zapatos. Estaba obsesionado con los zapatos y lo que hacía era hacer diferentes diseños de los zapatos de mi casa, siempre me interesó mucho la moda.
Ese fue mi primer interés, y la música. Tocaba en latas de galleta o latas de pintura que conseguía la vecina de al lado; así aprendí a tocar la conga, y el bongo. Eso sí, tenía mucha imaginación; de chamaquito me encantaba inventar cuentos, yo jugaba con las piedritas a que se hablaban entre sí. Me interesaba más escuchar a las mujeres de la familia que a los hombres pues hablaban de diferentes temas sin prisa, con calma. Temas como la que se enamoró, la del último divorcio, la embarazada, etc. Era como una tertulia. Esas historias orales me influenciaron mucho.
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El teatro… en la escuela superior con los panas teníamos un grupo que se llamaba Los Rayos Beta (Los Beteos) que era una imitación de Los Rayos Gamma. Ahí yo escribía los “sketches” y las canciones. Siempre nos daban el premio de originalidad en los “Talent Shows” porque no había nada igual. Ese fue el principio, pero estudiando sicología en la universidad me encontré con Rosa Luisa Márquez junto con Antonio Martorell y su grupo Teatreros Ambulantes de Cayey. Me uní a ellos como músico y poco a poco me empezaron a dar líneas. Yo veía el arte como un trabajo de educación social; por eso empiezo a interesarme en otros teatros como “Bread and Puppet” de los Estados Unidos y el “Teatro del Oprimido” que creó Agusto Boal, entre otros. Eventualmente conocí a Norma Aleandro que en ese momento era la actriz más importante de Argentina. Norma vino a Puerto Rico a hacer una obra de Mario Vargas Llosa que se llama “La Señorita de Tacna”. Tuvimos una conversación de lo que era la actuación y la presencia escénica, porque ella sabía que yo no tenía escuela, y me dijo; “tú tienes una fuerza de presencia escénica y tienes que cultivarla y tienes que abrirte para que todo lo que habite en ti pueda salir”.
Grupo Teatral Agua, Sol y Sereno… desde el principio se propuso hacer trabajo en sala y al aire libre. Tanto Cathy Vivo como yo -quienes lo iniciamos- estábamos seriamente inspirados en el trabajo de la expresión popular. Por ejemplo, de lo que ocurre en las fiestas de San Sebastián, el Carnaval de Ponce, las tradiciones del Caribe. Pertenecer al movimiento de que todos debemos producir, y vivir de nuestro trabajo. Crear nuestro propio público, no depender de la estructura teatral o comercial del espacio donde la gente paga, y eso se produjo. Teníamos el interés de hablarle artísticamente al público de temas sociales, aunque estos no estén de acuerdo con nosotros. Lo que hemos tratado de promover entre mis compañeros es como eso que se ve obviamente político tiene unas repercusiones en la vida íntima de nosotros. Para mí hay una relación directa entre la vida diaria y la política. Eso lo aprendí de mis padres.
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Autodidacta…. lo autodidacta tiene un poco de leyenda, es un término quizás incorrecto. Todo el mundo es autodidacta porque, aunque tú estés en un salón de clase tú te estás enseñando a ti mismo. Aunque la lectura haya sido asignada tú adquieres ese conocimiento porque siempre es un trabajo contigo mismo. Nunca fui a una escuela de arte, todo lo aprendí observando.
Lo que quiero decir es que todo el mundo puede aprender lo que pasa: es que todo el mundo cree que no puede aprender. Me crié en una familia en que se hablaba de Paulo Freire y me cogí bien en serio la posibilidad de que, si alguien en la India hace levitación, yo podría aprender eso. Con el tiempo he conocido cuales son mis debilidades, mis posibilidades. Ahora sí tengo interés de ir a Italia a coger unos talleres de escultura.
Los cabezudos…. yo quería hacer cabezudos que no fueran personas conocidas para reconocer que todos somos importantes… no solamente reconocer a personajes importantes como Hostos o Bolívar. Así que los primeros eran los abuelos, las abuelas, el zapatero, el que vende piragua, eran como arquetipos.
Con el tiempo me pidieron en celebración de los cien años de Tras Talleres hacer uno de Andy Montañez y lo hice sin foto ni na y terminó pareciéndose. Cuando vi que podía hacer cosas que se parecían, pues como siempre me sorprendo y dije; “caramba mira lo puedo hacer”. Entonces empezó un interés más por el dibujo y ha llegado a un trabajo de escultura realista, son cosas que van cambiando. Ha resultado tremendo éxito y en el 2020 volvemos a las Fiesta de la Calle San Sebastián.
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Una Pregunta Más a Pedro Adorno Irizarry… ¿consideras que actualmente las instituciones gubernamentales o privadas han sido más flexibles en auspiciar artistas y grupos? Claro que no, si el Instituto de Cultura Puertorriqueña tenía hace diez años doce millones de dólares y ahora tiene de presupuesto un millón y medio y quieren venderlo a un hotel, ¿cómo vamos a estar mejor? No existe una política pública cultural y artística de verdad, una inversión real de apoyo de sustentabilidad en la formación de los chamacos del Conservatorio de Música, de la Escuela de Artes Plásticas, de las Escuelas Elementales y Superiores Especializadas. Aquí lo que ha crecido son las fundaciones. La Filantropía hacia el arte ha aumentado. Hay mucha más conciencia hacia la aportación que hace el arte y están comprendiendo que el arte no es algo decorativo, sino que en realidad es un componente de transformación social. Por ejemplo, recientemente la Fundación Flamboyán de Lin-Manuel Miranda brindó de su programa Fondo Flamboyán para las Artes una beca para Agua, Sol y Sereno por tres años.
