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El “Cutting” en Puerto Rico: Hablemos del tabú

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Ilustración por Harold Jessurun

Por: Marcos Del Valle

El Adoquín Times

Al igual que a nivel mundial, en Puerto Rico está ocurriendo una situación, mayormente entre adolescentes, que está alarmando tanto a sus familiares como a los profesionales de la salud. Algunos adolescentes o jóvenes adultos que sufren de depresión, que han pasado por la pérdida de un ser querido o que son víctimas del acoso escolar o “bullying”  buscan métodos para aliviar el dolor emocional utilizando la autolesión o lo que popularmente se conoce como el “cutting”. Sobre este particular, El Adoquín Times conversó recientemente con Melissa Santiago, estudiante de cuarto año de Psicología Clínica y Abilmarilys Lorenzo, del Programa Doctoral de Dialéctica Conductual de la Universidad Carlos Albizu en el Viejo San Juan.

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Imagen Suministrada por Universidad Carlos Albizu, Viejo San Juan

Según Santiago, el programa de dialéctica se dedica a la investigación y práctica clínica del trastorno de personalidad limítrofe. Este trastorno se caracteriza por el desbalance emocional de una persona que tiende a sentir sus emociones intensa y descontroladamente, que no necesita mucho para provocar la emoción y que se le hace difícil regularla para poderla graduar a un nivel menos intenso. Tienen una conducta impulsiva que puede llevar a reacciones de autolesión como es la práctica del “cutting”. A través de este programa en la Universidad Carlos Albizu, buscan impactar a la comunidad estudiantil y general con psicoeducación en temas como el suicidio y el “cutting”, entre otros. Por su parte, Lorenzo sostiene que el diagnóstico se caracteriza por tres cosas: lento retorno a una línea base – cuando la emoción está exacerbada y el volver al estado normal toma tiempo, por lo que la emoción dura mucho más y la impulsividad y el coraje, cuando ocurre algo, se demuestran de manera más intensa.

Entre el 70 y 75 por ciento de las personas con esta condición han llevado a cabo conducta de autolesión en la que se puede encontrar el “cutting”, según expresó Santiago a este rotativo. “El ‘cutting’ no se limita sólo al trastorno de personalidad limítrofe, sino que además se puede observar en otras condiciones como es el trastorno de la alimentación, el cual tiene la particularidad de que algunas personas tienden a tallarse palaras que describan su imagen corporal. Además, se puede dar en personas con esquizofrenia, depresión o ansiedad, por lo que no se limita a un diagnostico particular”, sostuvo Melissa Santiago.


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Abilmarilys Lorenzo expresó que son varios motivos los que provocan que la persona decida autolesionarse. Por lo general, este trastorno puede comenzar entre las edades de 11 a 12 años, y normalmente es más común durante la adolescencia, pudiendo durar hasta la adultez, pero hay casos que dicha conducta puede empezar durante la misma edad adulta. La literatura disponible no menciona cuándo este comportamiento puede cesar. Entre los motivos que llevan a la persona a realizarse el “cutting” se incluye  el no poder trabajar con sus emociones en ese momento en que se encuentra vulnerable y sentir que la manera más fácil de evitar el dolor emocional es recurrir al dolor físico.  También el que se autolesiona cortándose, lo hace para tener una sensación de control, al querer -quizás- ser agresivo con otra persona. Al saber que el ser agresivo con otra persona le puede traer algún problema, este prefiere cortarse, para así evitar salirse de control.

Esta conducta, puede ocurrir en un momento en que la persona tenga el deseo de morir, pero en este caso no se debe confundir con el suicidio. Se cortan con el propósito de disminuir ese deseo de morir o suicidarse. En este caso, las cortaduras son mayormente superficiales en los brazos, piernas y/o abdomen. Al ser una autolesión superficial, se considera no suicida. Por otra parte, hay casos cuyo motivo es “pertenecer a un grupo” y no necesariamente por un trastorno mental. Esta conducta ocurre mayormente en la adolescencia. Aunque siempre se corre el peligro de morir con esta práctica, la persona no lo hace por querer suicidarse, según explicó Santiago. “A veces cuando los familiares se dan cuenta y llevan a la persona al hospital por sus cortaduras, los profesionales de la salud general que los atiende, tienden a recibir a estos pacientes mirándolos con un estigma, lo que hace peor el sentimiento para esta persona.”

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Imagen Suministrada por Universidad Carlos Albizu, Viejo San Juan

Algo muy importante es conocer cuáles son las señales que puede recibir la misma familia sobre la conducta del que se lastima. Aunque Abilmarilys Lorenzo comprende que para la familia puede ser una situación desesperante y preocupante, estos deben entender que, de encontrarse un caso como éste en su entorno, no deben regañar, ni intentar decirles que no lleven a cabo más ese acto, sino preguntar para entender mejor las razones y poder ayudar mejor a su familiar o amigo.

Entre las señales más comunes que indican que la persona se está cortando, es cuando la explicación a estas heridas es usualmente que “su mascota lo ha raspado” o que “se rasparon con algún objeto por accidente”. Otras señales son: comportamiento de aislamiento, que quiere estar mucho tiempo solo; si la persona comienza a utilizar ropa de manga larga a pesar de que el clima no lo amerita; cambia sus amistades acostumbradas y comienza a salir con personas que los padres no conocen. Al final, lo primordial es ver las cortaduras. Los brazos, los hombros, los muslos y el abdomen son los lugares más comunes donde se hacen las cortaduras.


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Desafortunadamente, el acto de autolesionarse puede aumentar en frecuencia y dejan de sentir dolor físico cuando se cortan, ya que les alivia su dolor emocional. “La literatura dice que al cortarse liberan endorfinas y al liberar endorfinas recobran energía. Un efecto parecido a los efectos de la cocaína como narcótico. Momentáneamente funciona para liberar esa angustia. Se convierte en un ciclo por lo que en las Clínicas de la Albizu les ofrecen las destrezas para trabajar con la situación y que no tengan que recurrir a este acto cuando sientan tal emoción. Se sustituye la conducta por otra de provecho”, indicó Santiago, quien añadió además que el cutting “es una conducta adictiva”.

Aunque este comportamiento se ve mayormente en jóvenes, personas mayores de la tercera edad sufren también de esta conducta, ya que, si han practicado el “cutting” desde temprana edad y no han buscado ayuda, no conocen otra manera de aliviar esos pensamientos. Es muy complejo trabajar con una condición que han mantenido por tantos años.

Según estadísticas, el 40 por ciento de los jóvenes ha llevado a cabo una actividad de autolesión antes de entrar a la universidad. No necesariamente se vuelve algo problemático luego. Lo que sucede es que, si un joven -por ejemplo- lleva a cabo el “cutting” por formar parte de un grupo, la cortadura le va a doler, a diferencia de alguien con un trastorno emocional que no siente ese dolor al cortarse. Santiago expresó que hay casos de “cutting” alrededor de toda la Isla, y que han atendido pacientes en sus diferentes clínicas. Además de cortarse, se ven casos en Puerto Rico donde las personas se queman, se raspan y se agreden como parte de este mismo trastorno.

En términos de las estadísticas por género, Lorenzo señaló que este comportamiento tiende a ser más común entre las mujeres. Aunque los hombres también se cortan -y estas cortaduras pueden ser hasta más profundas- estos pueden llevar a cabo conductas de herirse diferentes, como el dar puños a las paredes, o el recurrir a sustancias que le hagan daño, entre otras. El hombre tiende a ser más letal, hasta el punto de llegar a agredir físicamente a otra persona. Las mujeres tienden a expresar más sus emociones que los hombres, quienes tienden a ser más agresivos que las féminas.

Para finalizar, Melissa Santiago y Abilmarilys Lorenzo añaden que la clave es hacer a la persona consciente del daño que se está causando y encontrar cuál fue la vulnerabilidad que causó este acto. La Clínica de la Albizu recibe casos referidos o directos y atienden estudiantes, con supervisión profesional, adiestrados específicamente para trabajar en la clínica. Estos reciben cursos, literatura y entrenamiento específico para brindar la ayuda adecuada a los pacientes. No es cualquier estudiante que atiende a la persona ya que tiene que tener el adiestramiento y práctica en el tema. Para más información puede llamar al (787) 725-6500


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