¿Qué son los ataques de pánico?
Por: Dr. Carlo Blanco
Con el ‘enero más largo e intenso’, como muchos lo han llamado en este 2020, quizás como manera de manejar la ansiedad que les provocaron eventos como los recientes sismos y el desarrollo del coronavirus, combinados con nuestro ajetreo del día a día, son muchos los que están padeciendo de mayor ansiedad e incluso de ataques de pánico.
Es por esto por lo que consideramos más que oportuno en este momento retomar el tema de los ataques de pánico que hemos abordado anteriormente. Quizás te encuentras hoy con esta columna por primera vez, o refrescas tu conocimiento o finalmente decides que es tu momento para trabajar tu salud mental.
Los ataques de pánico son períodos en los que se padece, de repente, de un miedo, temor o malestar intensos que suele alcanzar su máxima intensidad en unos 10 minutos. No obstante, pueden continuar durante más tiempo, si se desencadenan debido a una situación de la que la persona no es o no se siente capaz de escapar, lo que puede generar otro ataque de pánico.
La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás. Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar sin previo aviso.
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Los ataques de pánico no duran mucho, pero son tan intensos que la persona afectada los percibe como muy prolongados. A menudo el individuo siente que está en peligro de muerte inminente y tiene una necesidad imperativa de escapar de un lugar o de una situación temida (aspecto congruente con la emoción que el sujeto está sintiendo). El hecho de no poder escapar físicamente de la situación de miedo extremo en que se encuentra el afectado acentúa sobremanera los síntomas de pánico.
Experimentar un ataque de pánico es una experiencia terrible, incómoda e intensa que suele relacionarse con que la persona restrinja su conducta, lo que puede conducir, en casos, a adoptar conductas limitativas para evitar la repetición de las crisis.
El trastorno puede desembocar en agorafobia, por miedo a presentar nuevas crisis si se presenta una fuerte conducta evitativa en el afectado. De no resolverse, la persona suele limitarse en sus actividades diarias hasta el punto de terminar recluso en su hogar por miedo a salir y tener que enfrentar un nuevo ataque de pánico.
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La edad de inicio de este tipo de trastorno es entre 12 y 25 años, en la mayoría de los casos, según el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM). Según mi experiencia al tratar miles de casos a lo largo de 10 años de experiencia en consulta, el ataque de pánico se da mayormente por experiencias traumáticas no resueltas en que la persona adquiere una visión de vida donde entiende que no está en CONTROL de sí mismo. Es altamente recomendable, previo al diagnóstico, someterse a un examen médico completo para descartar condiciones como problemas tiroideos, que pueden causar ataques de pánico.
Es de suma importancia elegir un tratamiento práctico y que brinde resultados a corto y largo plazo. En nuestro consultorio contamos con un tratamiento personalizado y científicamente validado utilizando el entrenamiento mental y la medicación homeopática exclusiva, eficaz y segura del Dr. Carlo Blanco, el Anxiety Relief, que brinda los resultados deseados sin necesariamente exponerse a los efectos secundarios de la medicación tradicional.
Por todo lo antes expuesto, te invito nuevamente en este 2020 a tomar el control de tu vida. Hay solución para los ataques de pánico. Llegó tu momento de sanar. Porque si reprogramas tu mente, tienes el Poder de Transformarlo TODO
En el ataque de pánico, también pueden observarse los siguientes síntomas:
- Palpitaciones
- Dolor en el pecho o nuca o taquicardia
- Sensación de ahogo, baja temperatura en las extremidades
- Náuseas o malestar estomacal
- Deseos de defecar
- Temblores
- Escalofríos
- Sensibilidad a la luz (midriasis o dilatación de pupilas)
- Temblores o sacudidas
- Sudoración
- Opresión o malestar torácico
- Parestesias (sensación de hormigueo en las manos o en pies)
- Episodios de calor
- Dificultades para hablar o comunicarse
- Creer que se pierde la razón.
