Por años, Puerto Rico ha sido uno de los países que ha cultivado el mejor café de la historia.
Con sus altibajos y momentos agridulces que, sin lugar a duda han sido parte de la historia del buen café de esta región. Fue en el año 1718 cuando Monsieur Gabriel de Clieux llevó dos arbolitos de café del Jardín de las Plantas de Paris a la Isla Caribeña de Martinica y de esta isla pasó a Santo Domingo y Cuba, hasta llegar en el año 1736 a Puerto Rico.
Dado que las condiciones geográficas y climáticas eran adecuadas para realizar la siembra de la semilla; el gobernador de Puerto Rico decide apostar por la implantación de la semilla de café. Comenzando en Coamo, para luego seguir a los otros pueblos montañosos de la Isla.
Fue a partir de ese momento que el café tomó gran auge en la historia y por más de cien años continúo creciendo, hasta alcanzar el punto máximo en el siglo XIX, convirtiéndose en uno de los principales rubros agrícola de la Isla.
A parte de la caña de azúcar y el tabaco, el café no es solo uno de los principales productos
industriales que proporciona sustento a la Isla, sino que es parte del símbolo de la cultura Puertorriqueña.
Partiendo de este contexto, en el año 1815 el café tomó gran impulso y popularidad, dado que luego de que el Rey Fernando VII, firmara la Cédula de Gracias donde se le otorgaba la mayor liberación económica a la Isla; a través de decretos reales se les invitaba a las personas a migrar a Puerto Rico. Indudablemente la industria tomo más protagonismo y comenzó a cambiar notoriamente.
Puerto Rico: Uno de los productores de café más grande de América
Muchos de los nuevos residentes de la isla provenían de tierras mediterráneas francesas, decididos a establecerse y trabajar en las zonas agrícolas de Puerto Rico. Siendo Yauco una de las regiones donde más residentes llegaron, allí se cultivaba no solo café, sino caña de azúcar y tabaco.
En busca de nuevas oportunidades, los inmigrantes buscaban establecerse en las zonas montañosas de la Isla; familias enteras de extranjeras optaron utilizar el capital con el que contaban y cultivar café para la vida y su sustento.
Dado que el café pasó a ser uno de los rubros más importante en la Isla, la mayoría de las familias vieron en él la mejor de las opciones como sustento económico; ya que lideraba la industria del café en Puerto Rico y este se convirtió en uno de los más vendidos en Europa.
Con el pasar de los años, el avance tecnológico y la gran masa de trabajadores, Puerto Rico se posicionó como uno de los productores de café más grandes, no solo de América sino del mundo, generando en los hacendados producciones a gran en escala.
Puerto Rico hacia el mejor café del mundo llamado el “Caracolillo”; durante todo este siglo la isla pudo disfrutar de gran prestigio en el mundo del café.
Crisis Cafetalera
Con el paso del tiempo el auge cafetalero comenzó a decaer. En el año 1897 el incremento en los precios que caracterizaban los intercambios mundiales y la sobreproducción mundial fueron factores fundamentales para el declive del café en la región.
Esta crisis cafetalera de cambio de siglos afectos a muchos cafetaleros de toda América, mucho más a los productores puertorriqueños que a pesar de brindar un producto de alta calidad en el mercado europeo, se vio bastante afectado por la crisis, producto de los constante huracanes que afectaban la isla y acabaron con partes de las siembras de café.
Todas estas implicaciones de una u otra forma fueron causantes de esta gran crisis, con las
condices climáticas que afectaban la Isla. La gran invasión que trajo consigo hambre y desesperación en la población fueron suficientes para el desfase del café, que a pesar de todo eso continúa siendo el mejor café.
En la actualidad Puerto Rico, a pesar de toda la gran historia e influencia que ha tenido con el café durante años. Ahora solo se produce un 30% que se vende en la Isla y la otra parte es importado, siendo uno de los rubros más conocidos en mundo, pese a la crisis ahora es un café desconocido fuera de las fronteras de la isla.
