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Carmelo Sobrino: la inteligencia más grande que tiene el ser humano es su sensibilidad

Carmelo Sobrino

Himno de Puerto Rico

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Imágenes de Carmelo Sobrino por: El Adoquín Times. Imágenes obra Horizonte: Cortesía Museo de Arte de Puerto Rico.

Hay artistas que pintan por pintar y hay otros que pintan para expresar su sensibilidad a través del arte. Este es el caso de Carmelo Sobrino, quien desde temprana edad fue observando detalles sobre creatividad a través de su familia, en particular su madre y abuela. Esa sensibilidad artística, lo ha llevado a tener un contacto directo con la gente y el medio ambiente que lo rodea. Por su trayectoria artística, el Museo de Arte de Puerto Rico inspiró su Gran Gala Anual que se celebró el pasado sábado 6 de mayo.

La familia…

A sus tres años, el padre de Carmelo Sobrino falleció de manera muy trágica. Mientras que su madre, siguiendo el modelo económico que se promovía durante la época, se movía del modelo agrícola hacia el industrial. “Mi madre era una campesina que había llegado de las que llegaron del campo y se mudaron a los cerros”, recuerda el artista cuando levantaron su casita en el cerro Gandía en Manatí.

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“Mi madre era muy creativa, era costurera y una cocinera increíble. Los mejores postres que yo he comido en mi vida fueron de mi madre. Tenía un carácter y un temple extraordinario porque era fuerte, pero bien vulnerable. Como toda la gente sensible, vulnerable, era inteligente. Cuando murió mi padre, mi madre lo que hizo fue me mandó al campo. Mis abuelos también eran campesinos. En esa época las casas estaban en fincas… Afortunadamente donde vivían mis abuelos era donde terminaba la colindancia de un barrio. Hacia el norte se podía ver el mar y el paisaje en algunas áreas altas; hacia el sur se veía la Cordillera Central y un valle profundo lejano”, expresó el artista, quien añadió que esa fue su primera experiencia estética con el ambiente.

“Mi abuelo era músico y tocaba el cuatro y la guitarra y mi abuela hacía todo lo que había en casa como los cabos de los machetes. Mi abuela hizo también un cuatro que mi abuelo tocaba. Ellos eran analfabetos; yo te digo una cosa, he conocido mucha gente en mi vida durante 75 años, pero yo creo que las personas más inteligentes que he conocido han sido mis abuelos. Yo vi ese ejemplo en mis abuelos, de ser creativos, trabajadores y honestos”.

Sobrino recuerda que su padre era un hombre muy frágil y sensible que terminó quitándose su vida. Fue en ese momento cuando su madre lo manda al campo. Tenía tres años y aunque no recuerda los detalles, si recuerda la emoción causada por el estrés: “La base espiritual de uno se riega también por los niños, ya que estos perciben y lo sienten todo, pero no dicen nada… Me imagino que esa experiencia nos afectó a todos. Mi familia creció muy traumatizada”.

Carmelo Sobrino

Sus primeras expresiones creativas…

Entre estas experiencias extraordinarias que vivió durante su niñez, fue precisamente el primer día de clases en la escuela. No estaba prestando mucha atención a la clase, pero si estaba con su libreta, haciendo garabatos, probablemente como método de escape de los problemas cotidianos. De momento sintió unas manos posando en sus hombros y era su maestra quien exclamó al resto de la clase: “Hoy tenemos el artista en el salón”.

Sobre sus primeros contactos con la naturaleza, Sobrino sostuvo que hubo momentos en su vida que fueron como un despertar a la conciencia de un momento nuevo. “La primera fue cuando era niño y estaba detrás de la casita [donde vivía], comiendo tierra. Los niños comen de todo como los animales; estoy comiendo tierra y yo recuerdo perfectamente cuando mi abuela me mira, se ríe y me dice ¿esas tosquitas están buenas? El tosca es una tierra blanca que tiene un sabor, yo me acuerdo de su sabor en mi boca. Ella me mira y se ríe y me dice “eso da lombrices”. Ese momento fue el primero que tomé consciencia que estoy en el planeta”.

Otra experiencia que recuerda con mucho cariño fue cuando en una ocasión, estando en el balcón de su casa, observó al otro lado del callejón un niño mayor dibujando con tiza: “Yo lo miraba dibujando y a mí me encantaba, porque lo encontraba mágico. Ese niño también lo vi así como algo sobrenatural que tenía una tiza… Fue la primera expresión de graffiti que vi en mi vida. Un día no me atrevía a salir del balcón, pero me le acerqué y lo miré y él me mira… Él había hecho una mujer con unos senos bien grandes, así, con un peinado; una mujer dentro de los cánones de belleza de mujer bonita. Y yo la miro, cojo la tiza y empiezo a dibujar. Para mí fue mágico”.

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La apreciación del arte…

A preguntas de cómo ve la apreciación del arte por parte de la sociedad, comenzó expresando: “El arte para mí, después de la sexualidad, viene el arte. La sexualidad relaja el cuerpo, te relaja la mente, pero el cuerpo necesita practicar su sexualidad en el arte, Todo está en la mente… Yo creo que paradójicamente las necesidades más grandes del ser humano en la parte sexual, se envuelve en la parte del amor y todas estas emociones, ¿no? Estos sentimientos, no la parte física del intelecto, de esa necesidad del ser humano, de investigar, ver, fijarse y por eso el ser humano inventó la línea.

Uno de los grandes problemas que se dan por nuestra falta de educación. El deber del sistema de educación actual parece que es el educar para el mercado de empleos. Mucha gente se acerca tímidamente a la obra de arte y sobre todo cuando presentan abstracciones, porque no saben cómo abordarla ya que algunas veces sienten que no saben nada. Porque a nosotros no nos dan una conciencia de darle fortaleza a nuestra sensibilidad. La misma cultura machista, si tú eres sensible, te miran sospechoso. La cultura tiene unos defectos, que afectan la percepción. La cultura tiene un lenguaje propio, tanto en el gesto como en el comunicarse verbalmente”, añadió el artista, quien en 1968 junto a Antonio Martorell fundó “Taller Alacrán” para ayudar a desarrollar el talento de muchachos que habían abandonado la escuela, enseñándoles artes gráficas.

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Añadió que ante la falta de educación, el sistema educativo del País debe darle más énfasis a la creatividad, señalando la falta de maestros de arte en las escuelas: “Hágale prioridad al desarrollo creativo del estudiante. Es algo vital y lo han abandonado. Ahora mismo no hay maestros de arte con preparación. Lo primero que hacen muchos en la vida cuando uno es bebe. Uno se quiere mover y empezar a descubrir el mundo y sin darse cuenta empieza a jugar con la mierd*. La mierd* es el primer pigmento”.

De todos modos, es importante, según indica Carmelo Sobrino que la gente “aprenda a apreciar el arte y se acerque al arte sin miedo. Porque el arte tiene una parte que es la diversión… Hasta con la misma violencia te puede entretener, que es la moda ahora hacer arte con violencia. Pero es bien importante que nos fijemos en el arte y sobre todo de la pintura, porque hoy hay mucho arte virtual, pero la pintura deja huella… La pintura saca el animal de adentro, la pintura es una escritura que se queda”, indicó Sobrino quien añadió que la creatividad es la parte activa de la sensibilidad.

Carmelo Sobrino hace sus pinturas, pero prefiere que el espectador las intérprete a su manera: “Es un lenguaje simbólico y que cada persona tiene derecho a crear su propia visión, su propia lectura. La belleza es el resplandor de la verdad…. Los cuadros de Rafael Tufiño me crean una impresión fuerte, la imagen es tan fuerte y sumamente sofisticada; él fue mi maestro. yo soy de la escuela clásica de que el arte es una consagración, es como un apartamento”.

Para finalizar el tema de la apreciación del arte y de la cultura, ante lo que se considera entretenimiento, este sostuvo: “la cultura con fuerza, con conciencia, no excluye el entretenimiento, pero el entretenimiento sin conciencia puede ser enajenante, embrutece porque te crea un área de ‘confort’”.

Carmelo Sobrino

Sobre el mural Horizonte….

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El mural Horizonte está expuesto en el Museo de Arte de Puerto Rico desde su fundación. Pero la conceptualización y la creación de éste, no surgió de la noche a la mañana. Requirió una retrospectiva de su vida, su niñez y sus recuerdos. Recuerda que durante sus años viviendo en el campo, observaba desde la altura de la montaña, el mar. Hubo una ocasión en que un joven que iba a la misma iglesia que iba el joven Carmelo, con su madre y hermanos, se fueron a una gira al mar por primera vez: “Yo quedé enamorado del mar. Yo creo que yo veo el mar todos los días por primera vez. Siempre me sorprende, se parece mucho a nosotros al cambiar el carácter. Algunas veces se pone furioso, otras veces manso. El agua es lo más que se parece a uno porque uno es casi agua”

Originalmente lo que iba a realizar era un horizonte marino y empezó a hacerlo, pero cuando se acercaba a finalizar la obra, hubo elementos que le molestaban visualmente. Le hizo el acercamiento a la directiva del Museo para pedir permiso para desarrollar otra idea. Le dijeron que lo importante era que estuviese satisfecho con su trabajo, por lo que procedió a borrar todo lo que había hecho.

Carmelo Sobrino

Aparentemente necesitaba recargar baterías: Sobrino se va a Italia con su hija, quien tenía 14 años en aquel momento. Su viaje se debia a hacer una escultura en Pietrasanta, al lado de Pisa, Italia. Estuvieron un mes por el país, se entretuvo en Venecia y Florencia. Vieron la Capilla Sixtina y al David de Miguel Ángel. Cuando aterrizó en Puerto Rico, llegó lleno de energías, pero faltaban dos semanas para la apertura del Museo. En ese momento, la directora del museo le hizo el acercamiento mostrándole su preocupación sobre la pronta apertura que se acercaba. Carmelo Sobrino miró hacia la pared (del mural) y lo primero que se planteó, no era pintar el mural, sino cómo lo iba a resolver. Entre una cosa y otra, logró terminarlo en siete días.

Durante su viaje, estando en la playa, el artista miraba a la gente pasar y dibujaba sin mirar el papel, se enfocaba en el movimiento de las formas y no en las formas en sí. Describía a las personas como si estuviese escribiendo, pero construyéndolo en su lenguaje. No solo hacia esto en la playa, también lo hizo estando en su automóvil y dibujaba lo que observaba del tráfico. El jardín del Museo de Arte de Puerto Rico también fue inspiración al observar las raíces de los árboles. Esto fue lo que lo inspiró a diseñar esa línea viajera, en la que utilizando carbón fue emulando los recuerdos.

Recordando su niñez, su proceso, lo iba transmitiendo o expresándo en la línea. Durante el proceso le dijo a la directora del museo que no quería que nadie pasará al área, no quería que vieran la labor. Los únicos que observaban el trabajo de Sobrino eran los obreros de construcción dentro del Teatro en el mismo nivel del Museo, quienes lo apoyaron y le aplaudían el resultado de su obra de arte. Los colores que utilizo los compró directamente en una fábrica en Brooklyn. Como parte de su técnica, el artista consiguió los colores primarios (azul, rojo y amarillo), blanco y negro y de estos, los mezcla para formar los colores de la pieza.

“Detrás de lo que tú haces hay muchas cosas. Como detrás de ti hay una historia, había algo en la historia de mi conciencia. Yo recordaba siempre la primera vez que vi El Velorio de Francisco Oller… Me deslumbró. Oller en esa pintura del mural tiene como un aire impresionista, o sea que sí tienes idea, porque uno no se inventa una pintura. Tú te enamoras de algunos artistas que tienen una gran cosa, por ejemplo Pablo Picasso y Van Gogh me volaban la cabeza”.

Una de las cosas que se puede apreciar en muchas obras de Carmelo Sobrino son figuras geométricas: “Me gusta el lenguaje geométrico; a mí la geometría me encanta y sobre todo ilustrada. Yo creo que la geometría es un invento del ser humano y la naturaleza… estamos nosotros y la geometría para buscar seguridad, tú sabes que es cuadrado. La geometría es de las formas geométricas que se presta para los juegos”.

En cuanto a la técnica del cubismo -la cual le gusta mucho- y de esa forma de ver la naturaleza geométricamente, sostuvo: “yo creo que hasta cierto punto se asemeja mucho a la teoría de la relatividad de Einstein. El cubismo es la teoría de Einstein ilustrada, mira lo que pasa con el cubismo. El cubismo es un plano. Entre tradicionalmente, el pintor busca crear la ilusión de profundidad en el plano, y todo lo hace una síntesis geométrica”, expresó el artista quien ofrece además un curso de expresión creativa en la Liga de Arte de San Juan.

Carmelo Sobrino

Yo no tengo psicología de enfermos…

Durante la entrevista, el artista expresó tranquilamente que está viviendo una etapa muy compleja de su vida. A pesar de todas las aventuras con su salud que ha tenido, la creatividad y la sensibilidad continúan latentes en la figura de Carmelo Sobrino. Además de ser paciente de cáncer y cardiaco, ha tenido otras experiencias que parecen sacadas de una película de acción: hace unos años tuvo una caída por las escaleras de su edificio que le causaron que se le salieran los brazos de sitio y sufriera fractura en la columna vertebral. Tuvieron que someterlo a una operación. A preguntas de cómo le ha cambiado eso en el aspecto creativo, dice que le ha cambiado alguna manera su diario vivir, pero que su amigo especialista le aseguro que ya está bien. Para sumar, en medio de la quimioterapia, le dio el COVID-19

“Yo digo que es un milagro porque a mí me han pasado tantas cosas, en México hasta se me prendió la ropa en fuego, me han pasado cosas, pero tengo una fuente espiritual…que yo no sé, que surge durante el momento más caótico. Cuando me tuve que encerrar ahora con la cuestión del virus y el cáncer, tuve que ser más creativo, tenía que llenar el tiempo de alguna manera, como aprender a pintar… Si nosotros, cada uno de ustedes tiene una subjetividad y le van a dar el lenguaje a esa subjetividad a través de los recursos como el papel y el color. A mí me han funcionado. O sea yo tengo buena salud mental porque yo no tengo psicología de enfermos”, indicó el artista, quien señala que es un aficionado de la literatura, en particular de la novela.

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Luchador a favor del ambiente y del área de Puerta de Tierra…

Desde muy pequeño, Carmelo Sobrino tuvo ese contacto con la naturaleza y el medio ambiente cuando vivía en el campo. El observar el mar desde lo lejos de la montaña, inició un amor por las aguas que rodean nuestra Isla. Viviendo en Puerta de Tierra por más de tres décadas y teniendo una vista completa del Océano Atlántico, acentúa esa pasión por las costas. También ha sido un acérrimo defensor del medio ambiente, los recursos naturales y de los parques públicos, como lo es el Parque Luis Muñoz Rivera en Puerta de Tierra.

Su trayectoria como artista fue reconocida en la Gran Gala del Museo de Arte de Puerto Rico e incluso los colores de su obra Horizonte son los que inspiraron esta gran fiesta que se celebraró en el Hotel Sheraton & Casino del Centro de Convenciones en Miramar. Sobre este particular, el artista finalizó expresando lo siguiente: “Quiero expresar mi agradecimiento y gratitud al Museo de Arte de Puerto Rico, pues me han señalado para este homenaje, dar a conocer mi trabajo y mi persona. Estoy profundamente agradecido con la institución y el personal del Museo. Y del Museo como institución, que es una de las instituciones culturales más importantes, porque ahí está el patrimonio de la imagen de Puerto Rico”.

La creatividad y la sensibilidad de este artista puertorriqueño, natural de Manatí y residente de Puerta de Tierra, es una de sus características, tanto por la forma de plasmar los colores en el lienzo, como por expresarse coloridamente a través de sus palabras. Muy merecido reconocimiento.

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