Un personaje insigne de Puerto Rico, es sin duda, Felipe Birriel Fernández. Seguramente, por su nombre de pila es difícil identificarle. Sin embargo, el reconocimiento de este hombre como “El Gigante de Carolina” ha recorrido las calles de este país e incluso llegado a otras partes del mundo.
La historia del Gigante de Carolina
Felipe Birriel Fernández, era un niño común de familia humilde. Se destacaba como el mayor de seis hermanos. Nació en Carolina, lugar donde permaneció durante toda su vida.
El mayor grado de instrucción que alcanzó fue segundo de escuela elemental, pues desde muy chico fue enviado a los campos, donde ayudaría a sus padres con el cultivo de café, frutas y repartiendo agua a los recolectores de caña de azúcar.
Además de su nobleza y romanticismo, a Felipe Birriel Fernández le caracterizaba su gran altura, cuyo inició fue a la edad de 16 años. No obstante, su crecimiento acelerado no era motivo de celebración, pues la causa era un tumor desarrollado en la glándula pituitaria, que también le ocasionaba gran mareo y debilidad.
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La batalla del Gigante Felipe Birriel Fernández
Conocer la historia de Felipe Birriel Fernández, hace ver que no solo se trata de una persona que se destacó en la sociedad por su alarmante tamaño físico. Sino también, de un individuo que luchó una batalla en vida.
El Gigante de Carolina, como es reconocido hasta la actualidad, llegó a medir alrededor de 7 pies con once pulgadas. Aunque sus órganos permanecían del tamaño de una persona promedio, el continuo avance de su enfermedad y su crecimiento, fueron deteriorando sus habilidades para realizar cientos de actividades. Sin embargo, su voluntad permaneció intacta.
Además de dolor en su cuerpo y otros síntomas, Felipe experimentaba fallas cardíacas, debido a que su corazón no lograba bombear la cantidad de sangre adecuada para mantener su largo cuerpo.
Debido a las deficiencias económicas de su familia, y que Puerto Rico no se encontraba en el mejor momento de su economía, se realizaron diferentes estudios para tratar de mejorar la condición de salud de Felipe.
No obstante, pese a los esfuerzos, el proceso era realmente lento. En 1932 se envió desde Estados Unidos una máquina destinada a realizar las radioterapias, pero no fue sino hasta 1941 que logró llegar a Puerto Rico, es decir, 9 años más tarde.
Luego de un tiempo, fue posible llevar a cabo una operación para detener el desarrollo acelerado de Felipe Birriel Fernández. Aunque el tumor había sido removido, el pronóstico resultaba desalentador. Para entonces, ya era reconocido como El Gigante de Carolina y la persona de mayor estatura en el país.
Esperanza tras la dificultad
Pese a su condición Felipe Birriel Fernández soñaba con un mejor futuro, tanto para él como para los suyos. Su inocencia y la mala voluntad de algunos le hicieron víctima de una terrible experiencia de explotación.
Su tamaño cautivó la atención de un empresario norteamericano propietario de un circo, que le prometió mejores condiciones si aceptaba una gira por Estados Unidos como parte del espectáculo. Lo que parecía un buen inicio, se convirtió en una triste realidad de maltratos y sufrimiento para él y su familia.
De acuerdo a diversos relatos, Felipe Birriel Fernández no descansó hasta encontrar la manera de regresar a su natal Carolina, de donde no volvió a salir.
Reconociendo a un gigante como Felipe Birriel Fernández
Pese a que eran limitadas sus posibilidades de realizar algunas cosas, el título de “Gigante”; no solo hacía referencia a su altura, sino a su nivel de esfuerzo. Logró participar en dos películas, una de ellas titulada “El vuelo del globo perdido” filmada en las playas puertorriqueñas en 1961.
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Además de ello, fue invitado especial en el Campeonato Mundial de Baloncesto; celebrado en San Juan, donde recibió una emocionante ovación tras encestar la pelota sin necesidad de saltar.
Recibió además el apoyo de comerciantes de la ciudad de Carolina, quienes diseñaron muebles ajustados a su medida. Mientras que el Gobierno de Puerto Rico y empresarios de ese entonces, le ayudaban económicamente.
Felipe Birriel Fernández, falleció de un infarto la madrugada del 15 de marzo de 1994, en su ciudad natal a los 77 años. Ha sido la única persona con su condición en alcanzar una edad avanzada.
En la actualidad, existe en Carolina el Museo del Gigante de Carolina y una calle llamada “El paseo de Felipe Birriel”.
