“El buen teatro es inteligente. Busca confrontar a las creencias de las personas” — Roberto Ramos Perea.
El teatro puertorriqueño se ha destacado históricamente por contar con excelentes dramaturgos, productores, escritores y actores de gran calibre. Ha sido muy amplio con relación al público que llega y los temas que abordan. La gente ha disfrutado de obras teatrales que los han hecho reír, llorar, y más importante aún, pensar y cuestionar su pasado, presente y futuro dentro de una sociedad compleja. De esto, el dramaturgo Roberto Ramos Perea conoce mucho, porque ha vivido lo que conlleva hacer teatro que haga pensar y que cuestione lo establecido por esa misma sociedad.
Nacido en Mayagüez, para Roberto Ramos Perea el teatro siempre le ha apasionado. Manuel Méndez Ballester, Enrique Laguerre y Francisco Arriví son algunos de los maestros que ha admirado, no solo por haberlos conocido, sino que el tipo de teatro que realizaban era precisamente el que Ramos Perea prefiere presentar.
“El teatro es la memoria de la civilización, es conocerse. Es saber quién eres, de dónde vienes, y qué va a pasar contigo. Yo me decidí por el teatro histórico, ya que es absolutamente necesario en la trayectoria teatral de nuestro país. No podíamos conformarnos con la fascinación de la imaginación, teníamos que hacer un planteamiento serio y profundo de cuales son nuestras circunstancias sociales”.
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Sus primeros años de formación educativa fueron en la Universidad en Mayagüez con el teatro universitario, donde desarrolló gran parte de los inicios de su carrera, con el club dramático colegial. “Yo quería ser astrofísico. Empecé en el Departamento de Física, porque quería ser astrónomo astrofísico, pero los números no me entraban, me entraban más las letras. Por lo que decidí hacer un cambio. Entré a mi salón de mecánica celeste y había logaritmo de un lado al otro de la pizarra. Me senté a ver todo eso y me pregunté cuál era la utilidad de esto, cuando a mí lo que me gustaba del universo y las estrellas era el aspecto romántico. Me levanté del salón con mis libros y me fui a soñar con Sófocles y Calderón”.
Cuando regresó a Puerto Rico, Roberto Ramos Pereapuso en práctica este tipo de teatro que era considerado “raro” en la Isla. Recuerda al maestro Dean Zayas decirle que él “era el primero que bregaba con eso en este país”. En ese momento, hizo el montaje de una pieza llamada El sueño vicioso, aproximadamente entre el 1979 y el 1980. Pero él se dio cuenta que a través de ese teatro físico, no podía decir lo que quería decir.
“Yo quería decir muchas cosas sobre los humanos, la sensibilidad, la poesía. Empecé a escribir con la conciencia de que quería ser dramaturgo; tenía que pensar como un dramaturgo. Los dramaturgos somos como los ingenieros, construimos historias, tenemos que poner zapatas, columnas, tenemos que adornar una historia con mucho carácter. En uno de los montajes que estaba haciendo en Mayagüez, aparece el maestro Dean Zayas y me preguntó que qué hacía yo ahí, que me fuera con él a San Juan, y lo obedecí”, sostuvo.
Una vez llega a San Juan, trae toda su experiencia de México, sus talleres de dramaturgia y su experiencia como discípulo aprendiz de bailarín de ballet. Fue al departamento de drama de la Universidad de Puerto Rico, ahí se encontró con toda su generación que hoy son grandes estrellas y contó con muy buenos maestros de drama en la época.
“Me dediqué a perfeccionar lo que sabía hacer, que era escribir y actuar. Tuve la suerte de contar con la ayuda de la maestra Myrna Casas, quien un día estaba en los pasillos de la universidad con Josie Pérez buscando un actor para una obra, porque se le había ido un actor que tenía. Me llama y me dice que me necesita para una obra que estrenaba en tres semanas: Filomena Marturano. Josie Pérez hacía de mi madre. Después vino Alberto Rodríguez, Marcos Betancourt, Lucy Boscana, quienes fueron los productores que me llamaron para trabajar. Tuve la oportunidad, a través del maestro Lacomba, de representar a Luis de La Carreta con Lucy Boscana en 1982”, expresó Ramos Perea, quien en ese momento se afilió al Teatro del 60, con quien se presentó en obras como La verdadera historia de Pedro Navaja.
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Uno de los temas que Roberto Ramos Perea ha estudiado a profundidad, es la presencia del grupo Ku Klux Klan (KKK) en Puerto Rico desde la década del 1920. En una ocasión, se topó con una noticia que encontró entre una colección de documentos de los años 20 de un dramaturgo llamado Rafael Martínez Álvarez, quien había redactado un artículo llamado El Ku Klux Klan en el Condado, donde describe minuciosamente una ceremonia del KKK realizada en lo que es hoy el Parque del Indio en Condado.
“Empiezo a encontrar noticias, alusiones directas a la presencia de personas que estaban afiliadas a los clanes del KKK en Estados Unidos, pero que trabajaban aquí. Empiezo a recordar mis conversaciones con Francisco “Paco” Arriví y recuerdo en una ocasión en la que le comento que el personaje en Vejigante me sonaba que era del KKK, porque decía que era un caballero del sur, aparte de su racismo y que daba unas señas que venía a trabajar aquí. Él (Arriví) me dijo que Puerto Rico estaba lleno de gente del KKK y que eran individuos que trabajaban en los medios de comunicación, en las industrias y en el gobierno. Ademas, existía una cédula del KKK en Arecibo, denunciada por un periodista en 1924 y otra en Ponce, en la que quemaban cruces y se vestían de capirotes blanco”.
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Roberto Ramos Perea y su postura sobre la religión
Estos cuestionamientos llevaron al dramaturgo a leer cerca de 400 fuentes biográficas sobre ese proceso. Todo lo puso en un escenario, lo que causó rechazo entre la población cristiana. A pesar de eso, la obra tuvo un éxito extraordinario, tanto así que tuvo que mover la presentación del Ateneo al Centro de Bellas Artes. Ahora, dos décadas después del estreno de Avatar, se plantea la posibilidad de escribir y montar una segunda parte –Magdalena-, junto a la compañía teatral Teatro, Sol y Luna.
En esta ocasión, y como él mismo describe: “es ver la vida de Yeshua Ben Yosef desde los ojos de una mujer. Porque siempre la mujer ha sido vista como el pato feo de la historia religiosa. ¿Qué fue lo que vivió Magdalena al lado de Jesús, entre apóstoles, quienes eran campesinos, hombres de la tierra, agricultores y no eran inteligentes? ¿cómo ella pudo colarse entre ese grupo de gente para estar cerca de un rabino como era Yeshua? ¿Era prostituta, era una mujer de su casa, era una santa como la ha puesto la Iglesia Católica? ¡No!, nada que ver, era una guerrillera celote igual que los demás. Palestina estuvo ocupada por el imperio romano. Las mujeres metieron mano en esa guerra. Es un papel de mujer guerrillera, de prostituta desenfadada que esta dispuesta a matar por la libertad de su país”.
En cuanto a la producción de Magdalena y lo que el público podrá esperar de la misma: “Los actores le están dando vida a esto, y le están dando una vida muy interesante, bajo la guía no solamente mía como director, sino que bajo la guía energética de Angela Mari con sus conocimientos especializados que tiene, te garantizo que será un espectáculo muy verdadero, bien orgánico, bien energético, ético”.
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Magdalena se presentará del jueves, 11 de agosto al sábado, 13 de agosto a las 8:00 p.m. Además, el domingo, 14 de agosto a las 4:00 p.m. en el Teatro Tapia en el Viejo San Juan. Para boletos pueden llamar al 787-792-5000. También pueden adquirir sus boletos en los puntos de venta de Ticket Center, en línea http://www.tcpr.com
Además, en la boletería del Teatro Tapia los días de las funciones. Para más información visite la red social Facebook: @teatrosolyluna.
Presentará la obra teatral Marianela
Excelente artículo. Gracias.
Gracias cantidad, entiendo que sin sus presentaciones, sus obras, talvez nuestra identidad hubiera desaparecido. Con mucho respeto a los demás. ADELANTE