En vitrina en el centro comercial Plaza del Caribe en Ponce, el artista plástico Wilmer Alexis Colón Echevarría expone su obra Imaginarias: flores del jardín fantástico como parte del proyecto “Las Vitrinas de Ponce”. En este trabajo el artista utiliza placas de radiografía, ofreciendo así un efecto visual mágico para el público.
El Adoquín conversó con Wilmer Colón, quien ofreció detalles sobre cómo surgió esta idea y de su trayectoria como artista. Nos cuenta Colón que desde hace algunos años está experimentando con placas de radiografía como material para plasmar sus ideas artísticamente. “Esta serie surge durante la pandemia. En momentos que estaba buscando que hacer, encuentro estas placas que se habían pegado con la humedad y cuando las despegue quedaba como una lámina transparente. Empecé a experimentar con ellas. Al principio con la pintura acrílica no funcionaba, pero fui encontrando pigmentos que se pegaban”, explicó el artista.
La primera serie se llamó Las Almendras de Nazca, que las exhibió en el Museo de Historia de Ponce. La técnica recién descubierta le llamó tanto la atención que siguió trabajando con las placas, experimentando con pigmentos nuevos en aerosoles industriales.
“Como parte de ese proceso, vertí color sobre la placa y surgieron unas manchas. A causa de unas reacciones químicas que ocurrieron en cadena, sugirieron (lo que parecían) flores. Presenté algunas fotos en las redes sociales y el público tuvo una respuesta interesante. Lo que más me tocó fue cuando una compañera de trabajo me dijo que, aunque no conocía de arte, le recordaba a las flores que veía en sus sueños. De ahí surgió el título Imaginarias: flores del jardín fantástico”, añadió.

Sobre Wilmer Colon…
Colón Echevarría nació y se crio en un entorno artístico, comenzando con su abuelo materno Modesto Echevarría, quien fue estudiante del pintor ponceño Don Miguel Pou. En su familia siempre se promovió el arte, sus regalos en Navidad eran materiales de arte. Para su graduación de sexto grado, su madre le regaló unas plumillas de caligrafía que todavía conserva. En su familia se destaca, entre otros, Eliseo Echevarría, artista de la Generación del 70 y 80, a pesar que también hay práctica artística por su línea paterna.
“Me crie en Peñuelas, mi familia es conocida por su trabajo comunitario y los maestros me identificaban como miembro de una familia de artistas, por lo que contaban conmigo para dibujar material educativo. En mi escuela superior se hizo una exhibición durante la Semana de la Biblioteca. Era una exposición individual de Ramón Rivera Cáliz, quien incluyó a modo de cortesía, una pequeña obra mía (y de Moisés Castillo) en su exposición individual en la Biblioteca pública de Peñuelas en 1982”, recordó el pintor sobre esos primeros años en el arte.
Poco a poco fue dándose a conocer. Por ejemplo, tras una entrevista que le realizó la profesora de español Guelcia González para un periódico local de Peñuelas, fueron muchas las personas que se interesaron en su trabajo, por lo que recibió varias invitaciones a exposiciones locales. Desde entonces fue moviéndose en el mundo de las artes plásticas participando en actividades y eventos locales.
Artistas como Wichie Torres e Iván Rosario “lo adoptaron” por la cercanía que tenían con su familia. Esos primeros pasos fueron paisajismo, obras folclóricas y personajes (típicos); eventualmente ese paisaje comenzó a cambiar. “Recuerdo de jovencito recibir una invitación por correo a una supuesta exhibición de arte en miniatura en Polonia. Me emocione mucho, porque tenía la inquietud de hacer algo diferente”, nos contó el artista.
Aunque dicha pieza desapareció y los organizadores nunca se comunicaron con él, el haber experimentado con el paisaje de una manera diferente, le despertó una curiosidad que fue desarrollando durante la universidad. Fue conociendo a otros artistas; una de las primeras que le impactó fue Myrna Báez, durante una de sus exhibiciones.

Esos primeros años en el arte, fueron un período de mucha experiencia y de poder echar hacia adelante. Cuando estableció el Taller y Galería Codech en Peñuelas, recuerda Wilmer, no contaba con los servicios de agua, ni luz eléctrica, un negocio vecino lo ayudó dándole agua y cuando necesitaba luz en la noche, cruzaba un vehículo en la acera para que le alumbrara hacia el interior.
Colón Echevarría añade que experiencias como estas, aunque en muchas ocasiones difíciles, ayudan en el crecimiento personal y profesional de las personas. El estar abierto a conocer personas del ambiente y nunca decir que no, fueron otros elementos que lo ayudaron a crecer. Mientras estaba en la universidad, recibió una invitación de la reserva indígena de Nueva Jersey Powhathan Renape Nation para conocerlo.

En otra ocasión, un grupo de artistas hondureños participaron en un encuentro en la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Mayagüez, luego de exhibir en la Bienal de Corea del Sur. Fue a escuchar un conversatorio en West Gallery de Mayagüez y allí le invitaron a participar del conversatorio. En ese momento era director de la Oficina de Cultura Municipal de Peñuelas. De ese compañerismo con colegas internacionales, surgió la invitación, a través del Departamento de Estado de Estados Unidos para servir como embajador cultural del Instituto Hondureño para la Cultura Interamericana (IHCI). Allí estuvo 15 días ofreciendo talleres. Por otra parte, durante la organización del Festival de las Culturas en Yauco, conoció a artistas de Cuba, quienes colaboraban con la revista Yagrumal, abriendo experiencias con la vecina isla.
“Disfrútate lo que estás haciendo, pero no te creas la historia”.
“La clave para exhibir internacionalmente: hay que ser como el arroz blanco, hacer amigos sin (la intención de) competir y apoyar los trabajos que hacen otros. Mi consejo a los jóvenes es disfrútate lo que estás haciendo, pero no te creas la historia. Nosotros somos artistas y hasta cierto punto se crea un personaje. Uno depende a veces de ese personaje para mover el trabajo, pero uno no puede creerse esa historia”.
Imaginarias: flores del jardín fantástico se presenta como parte del proyecto “Las Vitrinas de Ponce” en el centro comercial Plaza del Caribe en Ponce, en el primer nivel entrando por los bancos Oriental y Firstbank.