Imagen principal: Natasha Sagardía de la Fundación Luciérnagas y Hildamar Vilá de Universidad de Puerto Rico en Arecibo. Suministradas.
La profesora de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA), Hildamar Vilá, junto a su equipo del Observatorio de Investigación Social, ganaron una beca del National Endowment for the Humanities (NEH), para desarrollar un proyecto de investigación sobre la importancia de preservar el patrimonio cultural y natural de Islote ante los efectos del cambio climático en esta histórica villa pesquera.
Su investigación, titulada “Proyecto de Resiliencia Isleña: Herencia Cultural y Empoderamiento Comunitario en Islote, Puerto Rico”, recibió una subvención de $150,000 del NEH, en la categoría de Resiliencia Cultural y Comunitaria.
“Este Proyecto de Resiliencia Isleña es una colaboración entre el Observatorio de Investigación Social de la UPRA y la Fundación Luciérnagas. Que es organización ambiental de base comunitaria radicada en Islote dirigida por la también profesora Natasha Sagardía, gestora cultural y socióloga”, informó la doctora Vilá.
Además colaborarán en el Proyecto de Resiliencia Isleña estudiantes del Departamento de Ciencias Sociales. También el educador y científico Pablo Llerandi-Román, el fotógrafo Reynaldo Hernández, el documentalista Ismael E. Cubero García y diversos miembros y artistas de la comunidad de Islote. La doctora Vilá explicó que los conceptos de resiliencia cultural y comunitaria son fundamentales para desarrollar estrategias efectivas que mitiguen y prevengan las pérdidas del patrimonio nacional debido al cambio climático.
“Cuando las comunidades reconocen y valoran su herencia cultural y natural, sienten una mayor motivación para protegerlos y cuidarlos. Por eso creemos firmemente que recuperar y documentar la historia oral, las prácticas culturales tradicionales y la sabiduría popular es esencial para fortalecer la identidad de nuestro pueblo y dignificar la historia de nuestras comunidades. Esta memoria ancestral es crucial para crear un sentido de pertenencia, aprender de las experiencias pasadas y desarrollar estrategias que promuevan la resiliencia comunitaria. Al promover la resiliencia cultural fomentamos el empoderamiento comunitario para tomar decisiones consensuadas ante los efectos del cambio climático. En zonas costeras como Islote, donde los impactos del cambio climático son evidentes, promover la resiliencia cultural y comunitaria se ha vuelto más crítico que nunca”, indicó.
El Proyecto de Resiliencia Isleña tiene cuatro fases que tomarán dos años en completarse. La primera fase consiste en una investigación colaborativa con estudiantes y maestras de la Escuela Angélica Gómez de Betancourt de Arecibo. Todo para documentar y comprender la importancia del patrimonio cultural y natural de Islote.
En la segunda fase, se realizarán entrevistas de historia oral con diversos residentes de la comunidad. Como pescadores, artistas, líderes comunitarios, arqueólogos y ancianos conocedores de la prácticas tradicionales y las historias de sus barrios. También se convocarán reuniones abiertas a toda la comunidad con el fin de crear un Comité de Resiliencia Comunitaria. Además de un plan de contingencia ante emergencias y otros efectos del cambio climático que afecten su bienestar. Todo el material recopilado a través de la investigación se transformará en diversos recursos educativos. Incluyendo una serie de talleres y una página web con todos los hallazgos.
“Para divulgar los resultados de la investigación vamos a publicar un libro con la documentación fotográfica y fragmentos de las entrevistas de historia oral. Además, haremos una convocatoria a artistas de la comunidad para crear una ruta de paneles interpretativos en lugares de valor histórico, cultural y natural. En la zona de Islote contamos con dos importantes reservas naturales, como son el Caño Tiburones, que es el humedal más grande de Puerto Rico y el Caribe. Además de la Cueva del Indio que alberga una de las mayores concentraciones de petroglifos taínos encontrados en nuestro archipiélago”, informó la doctora Vilá, directora del Observatorio de Investigación Social de la UPRA.
En cuánto a la selección del barrio Islote para este Proyecto de Resiliencia Isleña, la profesora también sostuvo que “es una pequeña isla dentro de la isla de Puerto Rico y refleja muchas de las situaciones que observamos en la isla grande. La convocatoria de NEH requería que la comunidad seleccionada estuviera bajo los índices de pobreza. Además, sufriendo los efectos del cambio climático, como la erosión costera y el impacto de fuertes huracanes. También son preocupantes la alta tasa de deserción escolar y el desempleo en la comunidad. Al igual que en todo Puerto Rico, en Islote observamos cómo los estragos del cambio climático aumentan de forma acelerada la desigualdad social”.