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Como parte de la conmemoración del mes de la mujer en marzo, la Dra. Carmen Alicia Morales compartió semblanzas de mujeres puertorriqueñas que se han destacado en diversas áreas de la sociedad: Muna Lee de Muñoz Marín, Hilda Morales Flores, Trina Padilla de Sanz y María Eugenia Ferrer Díez.

Muna Lee de Muñoz Marín

Muna Lee de Muñoz Marín (1895-1965) nació en Raymond, Mississippi. Fue poetisa, traductora, panamericanista y madre de Luis Muñoz Lee (Luisito) y Muna Muñoz Lee (Munita). Luis Muñoz Marín y Muna Lee se conocieron en la ciudad de Nueva York en el 1918 y a los pocos meses se casaron. Su matrimonio se extendió a lo largo de 27 años.

Muna Lee, junto a la periodista Ruby Aurora Black fue la gestora y facilitadora, entre muchos otros servicios a Puerto Rico y América Latina, de los contactos en Washington que permitieron a Muñoz Marín encausar los proyectos de reivindicación social y económica isleña en las décadas posteriores al 1930. A pesar de que vivió y trabajó las últimas décadas de su vida en los Estados Unidos, Muna Lee siempre mantuvo su residencia oficial en la Isla, lugar al que amó desde el primer día que arribó a sus costas.

 

Semblanzas de mujeres puertorriqueñas
Muna Lee de Muñoz Marín.

 

Después de una extensa y fructífera carrera como funcionaria, primero de la Universidad de Puerto Rico por más de una década y luego del Departamento de Estado en Estados Unidos por cerca de 25 años, se retiró a vivir en San Juan, donde murió en el 1965. La tumba se encuentra en el Cementerio de San Juan, detrás del panteón de los Ferré, según se entra al cementerio, a mano derecha.

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Hilda Morales Flores

Hilda Morales Flores (1946- ) nació en Nueva York y se crió en Villa Palmeras. Estudió en Ballet de San Juan con Gilda Navarra y Ana García. A la edad de 14 años, recibió una beca de Ford Foundation para estudiar con George Balanchine en Nueva York; School of American Ballet. Fue primera bailarina de Pennsylvania Ballet Company, Philadelphia (1965-1973); solista de American Ballet Theatre, New York City (1973-1982). Artista visitante del Colorado Ballet, Denver (1983-1986); de Les Grands Ballets Canadiens, el Albuquerque Ballet y el Jacksonville Ballet. Bailó en las coreografías de George Balanchine, Jerome Robbins, Agnes de Mille, Anthony Tudor, John Butler, Alvin Ailey y José Limón.

 

Semblanzas de mujeres puertorriqueñas
Imagen: Hilda Morales, Ballet Nutcracker, Pennsylvania Ballet. 1969 Foto Howard Dando

 

Desde 1998 es profesora en Hart School y durante el verano trabaja en programas de verano en Pennsylvania. Ha sido instructora en el Hudson Valley Conservatory (1995- ); en el Central Pennsylvania Youth Ballet (1980- ) y en Vassar College, Indiana University. Trabajó en las películas “The Turning Point” y en la facultad de la Universidad de The Hartt School desde 1998.

Trina Padilla de Sanz

La casa de la escritora Trina Padilla (1864-1957), también conocida como “La Hija del Caribe” (hoy Casa Museo Trina Padilla de Sanz) es un remanso de espacio y paz que ha sobrevivido el hostigamiento del abandono de todos los centros de ciudades y pueblos en Puerto Rico. En su ámbito se cultivó una estilizada vivencia victoriana en el devenir artístico y cotidiano de la isla en una primera mitad del siglo XX.

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Semblanzas de mujeres puertorriqueñas
Trina Padilla. Foto Archivo General de Puerto Rico – ICP.

 

En 1882 se casó e ingresó al Real Conservatorio de Madrid donde se especializó en piano. A su regreso se instaló en Arecibo, restaurando la propiedad de Francisco Ulanga.

Es aquí donde junto a Librada Rodríguez y María Cadilla de Martínez creó la Liga Femenina con el propósito de estudiar los derechos de las mujeres y cómo afectan a la sociedad. Escribió para periódicos “El Heraldo Español”, “Alma Latina”, “Puerto Rico Ilustrado”, “El Mundo” y “El Imparcial”. Publicó ocho libros, tres de ellos en versos: “Rebeldía” (1918), “De mi collar” (1926) y “Cálices abiertos” (1943). Los otros libros son de cuentos, narraciones, crónicas de arte y uno sobre la mujer.

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Comenta su nieta, la poeta Elsa Tió: “En su mesita de noche siempre había una foto de la Virgen de la Dolorosa, que Trina le decía de cariño Lola; y abuela presidía las procesiones de la Virgen”.

María Eugenia Ferrer Díez

María Eugenia Ferrer Díez (1922-2010) nació en Valencia, España. Hija de Águeda Díez y el coronel de división de caballería Manuel Ferrer.  Fue estudiante del Colegio de Santiago en Madrid e interrumpe sus estudios a causa de la Guerra Civil en España en 1936. Vivieron una realidad muy difícil durante cuatro años y finalmente en 1940 reanudó sus estudios escolares.

 

Semblanzas de mujeres puertorriqueñas
María Eugenia Ferrer Díez. Imagen suministrada por Dr. Francisco del Río, hijo de Ferrer Díez.

 

Ingresó a la Facultad de Medicina de la Universidad de Madrid y obtuvo el título de Enfermera Graduada.  Ejerció como enfermera pediátrica en la Clínica Ruber en Madrid.  Es durante este tiempo que, atendiendo a un niño puertorriqueño, conoce al estudiante de medicina Gaspar del Río Guerrero con quién se casó.  Nacieron sus tres hijos: José Manuel, Francisco Javier y María Eugenia y en 1967 se trasladó la familia a Puerto Rico.

Llegó a Morovis, Puerto Rico el 27 de julio de 1967 en dónde decide convalidar sus estudios de enfermería en la Universidad del Sagrado Corazón y tomar el examen de reválida.  Se convirtió en enfermera escolar en Morovis y en abril de 1972 comenzó a trabajar para el Departamento de Educación asignada al Programa de Salud Escolar.  Gran parte de la población estudiantil en las escuelas del área fue vacunada y recibió servicio médico de primera ayuda para detectar condiciones y enfermedades.

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“Doña Mary” como la llegó a conocer el pueblo, salía camilla en mano y montaba en su Toyota de 1972 expedientes y materiales para organizar las clínicas de salud. Con su ayudante inseparable María Rivera los barrios de Morovis tuvieron servicios de vacunación y seguimiento de salubridad. En 1991 se jubiló como servidora pública.  Vivió agradecida por la oportunidad que le brindó el pueblo de Morovis para servir y comentaba sobre la valiosa bondad y apoyo de su gente.

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