Felisa y su amor por la niñez: Los niños del antes y el después
En lugar de nombrar su incalculable e impresionante lista de logros, diplomas y reconocimientos nacionales e internacionales, creo oportuno reconocerla por sus actos y rebuscar en mi memoria su presencia. Voy a contarles algunos momentos que ella me relatara: Recuerdo que me narró una historia que he titulado “el antes y el después”. Resulta que nuestra alcaldesa, cuando transitaba por la ciudad, se fijaba en los niños, para identificar al más desamparado, roto, sucio, que veía en la calle. Lo mandaba a retratar en estado tan lamentable.
Luego tenía apalabrado al barbero de San Juan que le daba un recorte de película. Entonces lo vestían con ropa nueva. Y volvía nuevamente el fotógrafo a tomar fotos del “después”; esta vez peinado, con ropa nueva y olorosa a limpio. Cuando las fotos estaban listas, mandaba a llamar al niño, Felisa y su amor por la niñez le enseñaba las dos fotos y le preguntaba cuál de las dos le gustaba más y él prefería ser. Le decía que ella veía a un niño guapo y sonriente, que podía llegar lejos. Porque en su sabiduría Felisa, sabía que el orden externo ayuda al orden interno.
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Me siguió contando que, pasado el tiempo, no fueron pocas las veces que se encontró con unos de esos niños, que ya hombres la abrazaban con efusión y le decían “yo fui uno de esos niños que usted mandaba a retratar, y eso me dio el impulso para querer mejorar”. Uno de esos niños que le dio su testimonio fue un boricua alto, dueño de un colmado en Nueva York, que al verla la levantó en brazos, y se lo recordaba jubiloso.
Participaba de una pasión que solo es verdadera cuando nace de la devoción y el respeto a los demás. La alegría de Felisa y su amor por la niñez era como un árbol lleno de pájaros porque compartía el amor por esta tierra, inseparable de su gente. Felisa traspasó la realidad para formar parte de la imaginación, de la leyenda de su pueblo. Nada más escalofriantemente, divertido y mágico que recordar cómo consiguió traer nieve en pleno trópico para los niños de La Perla.
Excelente artículo sobre Doña Felisa, gracias por traer a nuestra memoria la integridad de aquellos políticos.