Néstor Murray-Irizarry, historiador
En nuestro país tenemos que admitir que todavía nos quedan vestigios de la hispanofilia que nos arropó de forma inminente antes y después de la invasión estadounidense en 1898. Llegado su momento histórico, la burguesía criolla, al igual que el reducto de las fuerzas españolas, especialmente de los comerciantes, en Puerto Rico, se fusionaron con la burguesía estadounidense.
Pero a pesar de esta realidad, desde hacía siglos, especialmente durante el siglo XIX, la gran sociedad europea que se afincó en Puerto Rico estimuló, enriqueció y difundió su cultura a través de las veladas artísticas celebradas en los casinos o en las residencias particulares de los mecenas o gestores culturales de la época. Eran momentos para la franca camaradería, el buen diálogo, las relaciones de pareja o sencillamente para escuchar buena música y buenos intérpretes, muchos de ellos alumnos de maestros de música y de vez en cuando disfrutaban de las destrezas musicales de invitados especiales que visitaban la Isla. Este fue el caso de los pianistas europeos: el español Ramón Sarriera y del alemán Albert Friedenthal.
Ramón Sarriera…
Ramón Sarriera, tenor español radicado en Puerto Rico, llevó a cabo una de las más activas misiones a finales del siglo XIX y a principios del siglo XX. Su influencia era de tal prominencia que organizaba veladas en La Fortaleza, teatros, el Casino Español, residencias privadas, incluyendo la suya, en la Capital o en las ciudades principales del país.
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Era un hombre muy activo y culto y mantuvo en su propia casa, una Academia de Música que le permitió a pianistas de la categoría de Anita Otero y Rosa Sicardó que mantuvieran una relación muy estrecha, con la primera como concertista y pianista acompañante y con la segunda, como una de sus alumnas de piano preferidas. Además, fundó la Unión Artística Musical, institución que llegó a llenar un vacío, ante la ausencia de entidades de su clase que fomentarán la solidaridad y apoyo con los artistas locales de la época. Un buen ejemplo de una velada de esa época:
Selecta. Con tal y con sobrada justicia, podemos calificar la velada filarmónico-literaria celebrada anoche en los salones del reputado profesor de música Genaro de Aranzamendi en obsequio de Amalia Paoli. Escogida y numerosísima concurrencia asistió a tan notable velada y Aranzamendi y su digna familia hicieron los honores de la casa con una amabilidad y solicitud exquisita y obsequiaron a los circunstantes con gran esplendidez.
La Paoli, heroína de la fiesta y tan bella como modesta, nos probó con su deliciosa escuela de canto, su melodiosa voz y las suaves inflexiones que sabe imprimirle que es muy fundada y legítima la lisonjera fama artística de que goza. A los innumerables aplausos que recibió anoche vaya unido el nuestro entusiasta y cordial, que hacemos también extensiva a las demás distinguidas damas y señoritas, lo mismo que a los excelentes aficionados y profesores que en la velada tomaron parte importante mereciendo halagüeña acogida. He aquí, para mayor inteligencia, el programa de las admirables piezas líricas que se cantaron y ejecutaron al plano:
Primera parte
- Gran fantasía de concierto sobre el Fausto, por Zabalza, ejecutada al piano por Amalia Paoli.
- Non é verter, mansa de Tito Mattei, cantada por Angela Martorell.
- Romanza de Las Hijas de Eva, interpretada por Amalia Paoli.
- Dúo de tiple y tenor de Camones, ópera inédita del señor Aranzamendi, cantada por la Sra. Virginia F. de Barnes y el Maestro Sarriera.
- —Romanza de la Favorita, cantada por Gabriel Martí. —Dúo de tiples de la zarzuela El Dominó Azul, cantada por Amalia Paoli y Martorell.
Segunda parte
- Gran concertante de Lucía, de Acher, ejecutado al piano por Dávila.
- Concertante final de camones, del Aranzamendi, por Amalia Paoli y los Sres. Martí, Sarrieta, Pomar y Todd.
- Cavatina de la Favorita, por la Amalia Paoli.
- Dúo de Ernani, por la Sra. F. de Palmas y Martí.
- La Perla del Sur, mazurca de salón compuesta y dedicada por Aranzamendi a la Paoli, y ejecutada al piano por esta misma.
- Romanza de la ópera Ernani, cantada por el joven Roberto H. Todd.
- Dúo y terceto del Trovador, por Amalia Paoli y el Maestro Sarriera para el primero. Y los mismos y la Sra. F. de Las Palmas para el segundo. Además, varios señores recitaron diversos trabajos literarios de reconocido mérito.
A las 11:00 pm dio fin la amenísima velada que dejará por largo tiempo grato recuerdo en gran parte de nuestra buena sociedad.
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Albert Friedenthal…
El famoso pianista alemán Albert Friedenthal (25 de septiembre de 1862 – 17 de enero de 1921) viajó por toda América Latina y el Caribe. En Cuba y en Puerto Rico, y también en Perú: La Bella Cubana. Se llevó consigo para Alemania una cantidad considerable de partituras que la interpretan al piano como si fueran ‘’composiciones folclóricas’’. Las famosa danzas Margarita, Maldito Amor, Cede a mis ruegos, Carmela; María Dolores, María la O, boleros danzones cubanos: Porque te he conocido, Se va Covadonga. De México, Tus ojos y tus labios, María Dolores, María la O; y boleros; décimas criollas; guajiras. Además, de composiciones de Chile, Haití y Curazao; entre otros.
En Puerto Rico Friedenthal, se tiene testimonio, de que tocó en San Juan y en Mayagüez. Llegó a la isla en 1884 y estuvo recorriéndola hasta 1891.Viajó extensamente por Estados Unidos, alcanzando triunfos brillantes en sus conciertos. De ahí se dirigió a La Habana, América del Sur, donde ofreció recitales en las principales capitales latinoamericanas. México y Perú tuvo una gran acogida.
En 1885, ya en Puerto Rico, fue invitado a ofrecer un recital el 5 de marzo, en la residencia del maestro y pianista Ramon Sarriera, en Cataño. En esa ocasión el programa de la noche consistió en: Balada de Chopin, Canto de Weber, Rapsodia húngara de Liszt. Composiciones: Ven, ¡porque mío!, La despedida, y Miserere del Trovador, que ejecutara con la mano izquierda sola, así como la Marcha de la ópera bufa.
Los elogios que le ha prodigado la fama y sigue prodigándole son bien merecidos. Friedenthal, es un artista de genio, de la escuela de Rubinstein. Pulsación atlética, limpieza, admirable ejecución, gusto, sentimiento, toda esta amalgama Friedenthal, en torrentes de armario. El teclado, cuando el pianista toca ‘’in crescendo ‘’, parece que va a quedar pulverizado al golpe de las manos.
