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Pobreza, Movilidad y un Nuevo Camino

Pobreza

Himno de Puerto Rico

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Imagen principal: Retrato de medio cuerpo de un trabajador agrícola de tabaco. Barranquitas, Puerto Rico. Por Jack Delano para la Administración de Seguridad Agrícola de Estados Unidos, diciembre de 1941.

Nota: Este artículo es parte de una tesis doctoral y contiene citas en inglés de diferentes fuentes.

A principios del siglo XIX, Puerto Rico atravesó por una serie de eventos que de alguna manera llevaron al país a una transformación, a lo que es el Puerto Rico de hoy. El uso de tierras fue maximizado por las corporaciones, y la agricultura de subsistencia fue reemplazada gradualmente por una producción agrícola destinada a la exportación de productos, mayormente a los Estados Unidos. Tanto recursos materiales como humanos fueron absorbidos por este modelo de producción y la economía se acomodó a los estímulos del mercado exterior. Este efecto marcó un período de gran necesidad entre los trabajadores de la tierra, por la falta de oportunidades y la constancia en el trabajo.

Las tres principales industrias estadounidenses de exportación en el país, la caña, el café y el tabaco se convirtieron en una fuente de empleo para los miles de puertorriqueños. Aunque en el país existían diferentes plantaciones antes de la llegada de Estados Unidos, no había una preparación para los cambios que estos traerían: The census of 1920 reported 20,000 farms of less than 20 acres each and listed 52,000 “general farm” laborers. Laborers in the three great export industries, most of whom are employed on commercial plantations, are nearly three times as numerous, making up more than 73 percent of all agricultural laborers.” (El censo de 1920 informó de 20,000 granjas de menos de 20 acres cada una y enumeró 52,000 trabajadores ‘agrícolas en general’. Los trabajadores de las tres grandes industrias exportadoras, la mayoría de los cuales están empleados en plantaciones comerciales, son casi tres veces más numerosos y representan más del 73 por ciento de todos los trabajadores agrícolas.)

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Se estima que para el año 1926, el 30 por ciento de los puertorriqueños estaban desempleados. A esto debemos añadir que eran víctimas del empleo estacional, donde al puertorriqueño se le explotaba laboralmente por un período de tiempo y luego no tenían trabajo por otro lapso de tiempo. Esto demuestra que no poseían tierras para el cultivo y que la mayoría dependían exclusivamente del trabajo que podían conseguir en los tiempos de la zafra, el acabe o del recogido de hojas de tabaco, entre otros. La siguiente tabla, perteneciente a la página 14 del libro escrito por Victor S. Clark, PORTO RICO AND ITS PROBLEMS muestra el número y porciento de trabajadores en las tres principales cosechas para el año 1919.

TRABAJADORES AGRÍCOLAS POR TIPO DE CULTIVO RECOGIDO 1919
Cultivo Número Distribución porcentual
Azúcar 79,261 40.1
Café 37,776 19.1
Tabaco 28,118 14.2
General 52,642 26.6
Total: 197,797 100.00

 

De estos trabajadores, muchos no contaban con residencias propias, ya que eran provistas por el empleador, quien podía disponer de la vivienda en cualquier momento. Los hombres solteros, podían vivir en barracas durante el proceso de trabajo. Otros, en su gran mayoría vivían en “Bohíos” de una o dos habitaciones sin ningún tipo de privacidad, donde llegaban a dormir hasta siete personas entre los llamados arrimados. Nos menciona Victor S. Clark que “Not only is the home of the average country laborers family in Porto Rico of primitive construction and limited dimensions but is also exceedingly congested” (La casa de la familia promedio de trabajadores rurales en Puerto Rico no sólo es de construcción primitiva y dimensiones limitadas, sino que también está extremadamente congestionada.)

Ninguno de los principales productos agrícolas de la Isla les proveía empleo estable a los trabajadores, ya que todos eran cultivos estacionales, es decir, productos que sólo necesitaban muchos trabajadores durante los meses que durara la cosecha. El resto del año era un tiempo muerto en el que los trabajadores estaban desempleados y, por ende, sin ingresos. El resultado era una miseria enorme que arropaba la Isla, caracterizada por la escasez de alimentos y el hambre.

Fue la falta de empleos y la pobreza las que obligaron a muchos puertorriqueños a tener que emigrar de los campos a las ciudades, a vivir en pésimas condiciones en los arrabales y verse obligados a vivir en la miseria. Los arrabales, mayormente estaban construidos en terrenos públicos, algunas personas vivían arrendadas, mientras que otras ocupaban y construían ilegalmente las pequeñas viviendas, a veces hechas de cajas de jabón o bacalao, latas de gas y otros desechos.

Este proceso de emigración causó también la búsqueda de nuevas oportunidades económicas fuera del país.  Esta primera emigración en el siglo XX fue el resultado de la crisis en los primeros años bajo el nuevo dominio. Entre los años 1899 y 1927 más de 30,000 puertorriqueños emigraron a los estados de Hawái y Nueva York, donde la población de trabajadores de cultivo escaseaba por la población que asistía a la guerra.

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Durante la década de los años 1930, fue el momento de la gran depresión económica en los Estados Unidos y repercutió en Puerto Rico, la dinámica de lucha y resistencia dentro del sector de la caña manifestó el descontento de los puertorriqueños con el régimen colonial implementado por los norteamericanos. Las huelgas de los trabajadores de la caña en el año 1934, acompañadas del discurso nacionalista llevado con alta voz por Don Pedro Albizu Campos y las ideas nacionalistas de los trabajadores, constituyeron un importante elemento en la toma de decisiones futuras por la administración estadounidense. “El deterioro de la situación económica del país dio un carácter progresivo a la marginación. Esta se manifestó, de una parte, a través del 65% de la población activa que entre 1930 y 1935 se encontraba desempleada.” Con esto podemos evidenciar la gran necesidad por el sustento diario de una familia, y el problema o falta de trabajo que se produjo como secuela de la gran depresión que provocó que las industrias tabacaleras y del café sucumbieran ante la reducción de la demanda que existió hasta ese entonces.

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La Perla. Archivo General de Puerto Rico, Colección Felisa Rincón de Gautier.

De esta situación de estrechez económica, solo la exportación de la azúcar pudo mantener por un tiempo, adicional el empuje y la necesidad económica, gracias a “un sector donde precisamente la inversión extranjera había estado respaldada por una coyuntura económica y favorable.” Esta comenzó a decaer en el 1934, ya que luego de haberse mecanizado su producción, regresó a la mano de obra intensiva. Esto demuestra que buscaron abaratar costos en la tecnología, ya que la mano de obra era mucho más barata. Aún así, no lograron mantener el nivel de producción por la continua reducción de empleados. “Pero a pesar de todo esto el empleo en este servicio se redujo en un 20%.”

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Haciendo una expansión al grave momento de estrechez económica en que se vivía, en el año 1932 el huracán San Cipriano arropa el país, causando grandes estragos, que intensifico la gran necesidad de la población. En su visita a la Isla en 1934, el Sr. Rexford Guy Tugwell, entonces Subsecretario de Agricultura Federal manifiesta la necesidad de construir viviendas adecuadas para la población ya que los arrabales se habían proliferado en toda la zona metropolitana de San Juan. Tugwell dio paso para que se hiciera una mención de intervención política por parte de Estados Unidos. En 1935 se aprueba Plan Chardón, que combatiría la pobreza y las desigualdades.

Este plan consistía en el establecimiento de empresas semipúblicas o concertadas que dirigirían sus esfuerzos a hacer cumplir la Ley de los 500 Acres. Esta ley establecía los parámetros para que a ninguna corporación se le autorice la compra y venta de bienes inmuebles, la tenencia y control de los terrenos de estas corporaciones no podían exceder los 500 acres. Así se establece en el 1935 la P.R.R.A; Agencia para la Reconstrucción de Puerto Rico (Puerto Rico Reconstruction Administration). La P.R.R.A. asumió la compra de tierras y de los asentamientos de las familias en las parcelas para su redistribución, adquiriendo también las grandes corporaciones que no respetaron la normativa de los 500 acres de terreno.

Entre los años 1941 al 1946, Rexford G. Tugwell se convierte en Gobernador de Puerto Rico por mandato del presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt. Luego de la victoria por la Presidencia, Roosevelt nombra a Tugwell como parte del grupo de expertos para desarrollar la economía nacional estadounidense llamado como el Consejo de Asesores del presidente o “Brain Trust”. A este se le reconoce por haber pertenecido al Departamento de Agricultura Federal, uno de los departamentos de mayor importancia en la Nación Estadounidense. Entre los años 1933 al 1934 fue nombrado secretario Auxiliar del Departamento de Agricultura Federal. Además, fue subsecretario del mismo departamento entre los años 1934 al 1935.

Tugwell influyó en importantes decisiones para reactivar la economía estadounidense a través del Nuevo Trato entre el 1933 al 1938. Según comenta Dennis Edwin JR Montalvo Concepción en su ensayo titulado Rexford Tugwell y una mirada diferente a su vida en Puerto Rico (1933-1946) “Tugwell pensaba que la economía iba a producir los medios necesarios para rectificar, muchos de los problemas que aquejaban a la sociedad”.

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En el, 1940 “He was asked to head a study for the federal government to investigate methods of enforcing the five-hundred-acre law in Puerto Rico.” (Se le pidió que encabezara un estudio para que el gobierno federal investigara los métodos para hacer cumplir la ley de quinientas hectáreas en Puerto Rico). Esta ley, “prohibited the ownership of more than 500 acres by any single entity, a law that had long been ignored by large corporations who sought to maximize output and profit.” (prohibía la propiedad de más de 500 acres por parte de una sola entidad, una ley que durante mucho tiempo había sido ignorada por las grandes corporaciones que buscaban maximizar la producción y las ganancias).

 

Central Mercedita. Revista The Gilmore Puerto Rico Sugar Manual. 1956. Colección Duhamel Zayas. AGPR / ICP.

La ley de los 500 acres surgió durante los primeros años de la ocupación estadounidense. La misma estableció que ninguna corporación seria autorizada para la compra de y bienes inmuebles para el cobro de préstamos. Una ley muerta que por más de veinte años dominó 27,000 acres de tierra al noreste de Puerto Rico en la Fajardo Sugar Company. La Loíza Sugar Company, que pasó a manos de la Fajardo Sugar Company, era dueña de 10,613 acres al este de Puerto Rico. La Central Aguirre contaba con 22,269 acres al sur. Así, los intereses económicos que mantenían las Centrales Azucareras mantenían en jaque el progreso económico y social del pueblo que se veía diariamente sumido en la desesperación ante la necesidad del trabajo y la pobreza. Esta injusticia lograba la indignación del puertorriqueño que, ante la necesidad, decidía moverse a través del tren que conducía por la costa azucarera para buscar mejores oportunidades de vida. Mayormente, esta situación de movilidad social culminaba en peores condiciones por el gran hacinamiento en los arrabales, el rechazo, la pobreza y la continua falta de trabajo.

La aplicación de la Ley 500 creó las herramientas para la transformación social y económica de Puerto Rico. Desarrollar un proyecto de nivel económico que puede verse como respuesta a los levantamientos en contra de la pobreza y la desigualdad que vivían los puertorriqueños en aquel momento.

En las elecciones de 1940 el Partido Popular Democrático ganó abrumadoramente y Don Luis Muñoz Marín se convierte en el presidente del Senado. Este partido era uno de clase progresista, por lo que las ideas del Gobernador Tugwell no presentaron objeción alguna, tal vez porque ellas les favorecía políticamente en el país. Esta espera por el favor del pueblo es plasmada como una crítica al oportunismo político que Tugwell hace a través de un comentario en su libro titulado The Stricken Land, The Story of Puerto Rico cuando menciona que “The Populares in Puerto Rico appeared to be following the easy path down which so many other reform movements had gone. They were holding out to their followers “a piece of land,” at once the most attractive and most betraying of promises a leader can make to an underprivileged people.” (Los Populares de Puerto Rico parecían estar siguiendo el camino fácil por el que habían seguido tantos otros movimientos reformistas. Estaban ofreciendo a sus seguidores “un pedazo de tierra”, la promesa más atractiva y al mismo tiempo más traicionera que un líder puede hacer a un pueblo desfavorecido).

Antes de ser gobernador, el 1 de agosto de 1941 fue nombrado Rector de la Universidad de Puerto Rico. Aunque su nombramiento no duró mucho ya que el congreso aprobó su puesto como Gobernador de Puerto Rico, él ya había encaminado un plan maestro para la Universidad. Según comenta Montalvo Concepción: “He called for the formation of a master plan, which should be developed within the next couple of years in order to educate students in accordance to the needs of society.” (Pidió la formación de un plan maestro, que debería desarrollarse en los próximos años para educar a los estudiantes de acuerdo con las necesidades de la sociedad).

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