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El café: siembra clandestina

41ra Fiesta del Acabe del Café

Himno de Puerto Rico

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El café: siembra clandestina

Los holandeses trajeron a sus colonias el cafeto de Etiopía. De allí los franceses llevaron granos, como contrabando, a la Guyana Francesa. Desde el 1720, se sembraba en todas las Antillas francesas, en particular Haití. Los franceses y holandeses prohibieron bajo pena de muerte su exportación, pero no la pudieron contener.

De Haití llegó como contrabando a Cuba y Puerto Rico (en 1736), donde inicialmente se cultivó como arbusto ornamental y con fines medicinales. El café, por ende, era un cultivo clandestino y se propagó rápidamente ya que, a diferencia del azúcar, se podía sembrar sin necesitar grandes extensiones de terreno, maquinaria compleja, o mucha mano de obra.

El azúcar, era una siembra aristocrática, que requería mucha inversión de capital. El café lo podían sembrar todos, y era parte del cultivo de subsistencia, al igual que el plátano, el ñame, la demajagua, y el tabaco. Pero estos agricultores de subsistencia no tenían el derecho a las tierras que cultivaban. Eso era privilegio exclusivo de los hateros y ellos querían mantenerlo así.

Los campesinos se pasaban mudando de un lugar a otro para evitar la persecución de los oficiales y de los propietarios de los hatos, quienes querían convertirlos en peones o dependientes. A las dos décadas de su introducción en la isla, ya era uno de los cultivos principales y de los más exportados como contrabando.


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Eventualmente los hateros y los oficiales se fueron dando cuenta del valor del café. Los hatos eran demasiado grandes para la cantidad de ganado y madera que producían. Así que poco a poco los fueron demoliendo, convirtiendo sus tierras en terrenos agrícolas.

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Estas demoliciones no eran cualquier cosa. Unas ordenanzas antiguas, conocidas como la pesa, obligaban a todos los hatos a enviar cierto número de reses al año a San Juan. Los hateros tenían que asumir el costo y el riesgo de transportar el ganado (que se hubiera podido vender a contrabandistas) a la capital a venderlos al precio establecido por el Cabildo de San Juan.

En el 1778 se les concedió a los habitantes de Puerto Rico la propiedad de las tierras que cultivaban a cambio de un impuesto, que se utilizó para vestir a los milicianos. Esta distribución de tierras se hizo lentamente y duró hasta principios del siglo XIX. En el 1758 se había pasado una medida parecida que nunca se llevó a cabo.

De estas medidas surgieron otros problemas. Le iban a quitar tierras a quienes no las cultivaran, Además querían que nadie tuviera más tierra de la que podía utilizar. Surgieron grandes disputas con terratenientes que tenían grandes extensiones de tierra que les alquilaban a los campesinos. Ese mismo año, el rey de España confirmó la propiedad legítima de tierras y autorizó a los labradores a cultivar los productos clandestinos, como el café.

IG: @el_cayito | FB: @elcayito

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