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Maricusa Ornes: la gran dama de la declamación y teatro entre República Dominicana y Puerto Rico

Maricusa Ornes

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Maricusa Ornes, una figura sobresaliente en el mundo del teatro y la cultura dominicana dejó una huella imborrable en la historia artística de la República Dominicana y Puerto Rico. Con una vida marcada por el compromiso, el talento y la pasión por las artes, Maricusa Ornes es un nombre que resuena en la memoria colectiva como la declamadora contemporánea de mayor trascendencia de Latinoamérica.

Maricusa Ornes nació el 12 de septiembre de 1926 en Puerto Plata, República Dominicana. Proveniente de una familia de educadores, sus padres, Germán Ornes S. y Marina Coiscou Pimentel, dejaron una profunda influencia en su desarrollo intelectual y artístico. Maricusa era hermana de Horacio Ornes y Germán Emilio Ornes Coiscou, este último conocido como un destacado periodista y director del periódico El Caribe de la Republica Dominicana.

Desde sus primeros años, Maricusa Ornes exhibió un innegable entusiasmo y habilidad por las artes. Inició su travesía en el mundo de la declamación a sus 14 años, guiada por la maestra española Marujina de Farber, quien se erigiría como pionera de la enseñanza formal de este arte en la República Dominicana. Sin embargo, su exploración artística no se limitó a la declamación. Maricusa también se aventuró en los dominios de la música y la interpretación en piano, colaborando con distinguidos maestros como Flérida de Nolasco, María Barón y Manuela Jiménez.

Compromiso Político y Exilio

El compromiso político de Maricusa Ornes se manifestó durante sus años universitarios en la Universidad de Santo Domingo, donde se unió al movimiento de la Juventud Democrática. No obstante, en el convulso 1947, en medio de sus años de estudiante, se vio forzada a desertar los claustros académicos, desafiando con firmeza el mandato de redactar una misiva de lealtad al régimen dictatorial que yacía como sombra funesta sobre la nación dominicana.

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Esta audaz elección marcó el inicio de una odisea de doce años, un éxodo que se erigió desde las calles de La Habana hasta las costas de Puerto Rico en 1952, tras un corto periodo en las bulliciosas calles de Ciudad de México.

En Puerto Rico, Maricusa Ornes dejó una huella indeleble en la escena artística y académica. En 1953, erigió con pasión y visión la trascendental Academia de Arte Escénico “Santo Domingo”. Un santuario de forja de jóvenes promesas, ávidas de las artes escénicas. Más tarde, en el auge del 1957, abrazó la cátedra en el Departamento de Drama. Albergado en los recovecos académicos de la venerable Facultad de Humanidades de la Universidad de Puerto Rico.

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Por otro lado, creó la compañía de teatro infantil “Arlequín” en ese mismo período. Una institución que floreció durante 45 ininterrumpidos ciclos, nutriendo los corazones infantiles tanto en Puerto Rico como en la República Dominicana.

En los años cincuenta, el nombre de Maricusa Ornes resonó dentro del mundo de la declamación latinoamericana. La elocuencia de su arte cosechó aplausos y alabanzas de eminentes críticos y poetas. Entre los que figuraban gigantes como Juan Ramón Jiménez y León Felipe. Además de Matías Conde, Vicente Lloréns Torres y Pedro Mir, entre otros luminarios.

Según la profesora y actriz Anamín Santiago, y ante una sugerencia de Ricardo Alegría, ex director del Instituto de Cultura Puertorriqueña, Ornes creó el grupo de declamación y actuación llamada Poesía Coreada con un repertorio que comprendía poesía puertorriqueña, poesía dominicana y poesía universal. El grupo ofreció recitales en todo Puerto Rico. También fueron invitados por la Embajada de la República Dominicana en Washington para celebrar con poesía dominicana la conmemoración de la Restauración.

Maricusa Ornes regresó a la República Dominicana en marzo de 1962, después de un prolongado exilio. Su compromiso con el arte y la cultura dominicana se mantuvo firme. En enero de 1964, se graduó como Doctora en Derecho Magna Cum Laude, marcando un hito en su carrera académica.

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Las Troyanas de Eurípides: obra cumbre

Uno de los logros más destacados de Maricusa Ornes en el ámbito teatral fue la puesta en escena y dirección de Las Troyanas de Eurípides. Esta obra maestra del teatro griego clásico se presentó con gran éxito en Puerto Rico y la República Dominicana.

En Puerto Rico, la obra se llevó a cabo en el antiguo Castillo de San Cristóbal en San Juan. Con música original compuesta por el maestro puertorriqueño Héctor Campos Parsi. Maricusa trabajó con un equipo de técnicos y actrices de primer nivel, recibiendo el reconocimiento de la crítica y la audiencia. Su dirección de Las Troyanas le valió el Premio El Dorado como Directora de Teatro del año 1985. Además de actrices como Sylvia Troncoso fueron reconocidas por sus destacadas interpretaciones.

El legado de Maricusa Ornes perdura en el tiempo. Su incansable labor en la promoción de las artes escénicas y su compromiso con la cultura dominicana y puertorriqueña la convierten en un referente en el mundo del teatro y la declamación.

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