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Luz Nereida Lebrón presenta “Nueva novela histórica y crónicas de Indias en la narrativa de Abel Posse”

Luz Nereida Lebrón

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El pasado 12 de octubre, la escritora Luz Nereida Lebrón presentó su más reciente publicación titulada Nueva novela histórica y crónicas de Indias en la narrativa de Abel Posse en la Casa Aboy en Miramar. La moderación estuvo a cargo de la periodista Isamari Castrodad y la presentación la llevaron a cabo Nestor Duprey y Miguel Angel Fornerin.

Este nuevo libro de Luz Nereida Lebrón aborda las novelas Daimón (1978), Los perros del paraíso (1983) y El largo atardecer del caminante (1992), textos a los cuales ha llamado “trilogía del descubrimiento”. Según describe un comunicado enviado por la autora, en esta edición, el lector podrá encontrar un fragmento de su novela inconclusa Los heraldos negros con la que pretendía hacer la “tetralogía del descubrimiento”. Estas narraciones históricas son un intento de reescribir el pasado para de esta forma ofrecer una nueva visión de los acontecimientos ocurridos durante la conquista española. Son tres novelas icónicas de lo que se ha denominado nueva novela histórica latinoamericana.

Según la autora Luz Nereida Lebrón, a partir de los años 70 surge la nueva novela histórica como una muestra de la desconfianza en la historia oficial. La nueva novela histórica refuta la verdad, los héroes y los valores postulados por ésta. Al mismo tiempo que presenta una visión degradada e irreverente de la historia, problematiza el papel que desempeña el documento en la novela histórica y también la correlación entre la historia y la ficción. La nueva novela histórica lo que propone es que la historia no está escrita en piedra, que puede ser reescrita, ampliada y cuestionada cuando ha sido falseada u ocultada, siempre y cuando el escritor examine con lucidez crítica y se base en la documentación histórica pertinente.

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¿Por qué la desconfianza de los escritores hacia la historia oficial?

La escritora Luz Nereida Lebrón señala que en los años 70 se caracterizaron por el intervencionismo de Estados Unidos para ayudar a instaurar las dictaduras militares. El Plan Cóndor sobrevoló los cielos de Bolivia, Paraguay, Chile, Brasil, Uruguay y Argentina para acabar con la guerrilla de ideología marxista. Los gobernantes de estos países se convirtieron en los ejecutores del terrorismo de estado que tuvo como una de sus consecuencias más graves 400,000 desaparecidos. Los sucesos que acontecieron en la década del 70 son vistos como una crisis de la historia.

América Latina se convierte en escenario de grandes acontecimientos históricos, lo que Ángel Rama llama el “reingreso de la historia”.

La década del 70 comienza consternada e indignada con la matanza de Tlatelolco en la Plaza de las Tres Culturas en México (1968) con el apoyo de la C.I.A.; el arresto del poeta cubano Heberto Padilla (1971) que causó un profundo malestar en los intelectuales de izquierda; el inicio de la guerrilla en El Salvador (1973); la muerte del presidente chileno Salvador Allende, cuyo gobierno legítimo fue derrocado por un golpe de estado  bajo el mando del general Augusto Pinochet (1973); el 27 de julio el golpe de estado en Uruguay que da inicio a una dictadura cívico-militar.

La ofensiva del Frente Sandinista de Liberación Nacional comienza una eficaz ofensiva que desembocará en el derrocamiento de la dictadura de Anastasio Somoza. El Proceso de Reorganización Nacional (Guerra Sucia) en la Argentina la cual dejó un saldo de 30,000 desaparecidos. Se firman los tratados Torrijos-Carter de 1977 para devolver el Canal de Panamá a los panameños. El asesinato de dos jóvenes puertorriqueños activistas pro-independencia en el Cerro Maravilla por la policía de Puerto Rico en 1978. Además del triunfo de los sandinistas en 1979, que estimuló a otros grupos guerrilleros a constituirse como frente político-militar.

Luz Nereida Lebrón

Además menciona que la década del 80 está marcada por la tensión de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética. La amenaza de un desastre nuclear obliga a los líderes de los bloques a sentarse dialogar, gracias a las políticas impulsadas por la Glásnot y la Perestroika de Mijail Gorbachov. El acontecimiento más significativo de esta época-sin lugar dudas-fue la caída del muro de Berlín en el 1989.

Las dictaduras militares de los países latinoamericanos durante las décadas del 70 y el 80, utilizarán la represión. Además del crimen institucionalizado e impondrán la historia oficial para legitimarse y mantenerse en el poder. Como respuesta, el escritor asume una vocación subversiva por medio de las ficciones históricas. En 1979, en una conferencia dictada en la Universidad de Yale, el escritor cubano Alejo Carpentier invitaba a los escritores latinoamericanos a convertirse en los “nuevos cronistas de Indias”:

No veo más camino para el novelista nuestro en este umbral del siglo XXI, que aceptar la muy honrosa condición de cronista mayor. Cronista de Indias, de nuestro mundo sometido a trascendentales mutaciones, cuyos signos anunciadores aparecen en muchos lugares del mapa. (Carpentier, 1981: 25)

En su proyecto literario, Abel Posse ha desarrollado coherentemente una narrativa en la que reelabora algunos mitos de la historia latinoamericana. El autor no ve esta empresa como una épica gloriosa, sino como un delirio histórico grotesco.

Las novelas de Abel Posse han sido objeto de diversas lecturas y críticas porque Daimón, Los perros del paraíso y El largo atardecer del caminante representan una nueva narrativa que propone nuevas formas de acercarse a la historia. Estas tres novelas de Posse dialogan con las crónicas de Indias para presentarnos una visión crítica del descubrimiento y la conquista. De la misma forma, estos tres personajes míticos son sometidos a una conciencia crítica contemporánea. En carabelas de papel y tinta, Abel Posse nos ofrece nuevas visiones de estos tres personajes históricos. Rescatándolos de las crónicas, pero sin las limitaciones del historiador. La libertad de la narrativa le permite corregir, completar y reinterpretar la historia oficial.

Los perros del paraíso de Luz Nereida Lebrón es un texto paradigmático de la nueva novela latinoamericana que tiene como personaje central a Cristóbal Colón. El Colón posseano es un judío converso que se sabe que es el elegido para encontrar el Paraíso terrenal. También se considera descendiente de la estirpe de Isaías. Este Colón de Posse es mentiroso, libidinoso, ladrón de documentos y un hombre ambicioso que no escatimaba en artilugios para lograr su objetivo. Posse hace una relectura de la historia del imperio español y los viajes colombinos. La historia se mueve en tres espacios geográficos: la Europa medieval hasta los imperios precolombinos.

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Otros espacios relevantes son el mar y el nuevo cronotopo, América, vista como el Paraíso Terrenal. Que luego el narrador la describe como una América saqueada. Además de explotada durante la colonización y, luego, por el imperialismo del siglo XX y las dictaduras militares. En su relectura de la historia, concluye que el saqueo continúa en América Latina al referirse a multinacionales como United Fruit Co., Westinghouse, Dunhill, Philips, entre otras. La novela deslegitima las versiones oficiales de “la historia grandilocuente” que omite o niega las visiones alternativas. Impugna el discurso de los cronistas cuando el narrador inserta en esas novelas comentarios como: “Los cronistas no retienen el texto de aquella proclama, como siempre, captan lo fácil”.

 

 

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En esta novela la ficcionalización de los personajes históricos hace que la “distancia épica” quede abolida: Cristóbal Colón tiene pies con las características de un palmípedo. El cuerpo de la reina Isabel se asemeja al de la rumbera cubana Blanquita Amaro. Además, el cardenal  se unge con el semen monárquico para consagrar la nueva sinarquía. Cristo no sudaba porque su cuerpo era una “pro-forma” por nacer de una virgen. Torquemada muere “envuelto en un abundante talco de esperma”, aunque cronistas católicos se “atrevieron  a escribir que “murió en aroma de santidad”.

Daimón (1978) es otra de las novelas de Luz Nereida Lebrón paradigmáticas de las nuevas ficciones históricas sobre el período de la conquista española. Lope de Aguirre resucita junto a sus marañones para convertirse en el fantasma mágico del eterno retorno que va a peregrinar a través de cinco siglos de la historia latinoamericana. Este personaje histórico en 1561 envió una carta a Felipe II donde declara a América territorio libre.

Daimón comienza donde terminan las crónicas, “el loco” para unos, “el traidor” para otros, comenzará una larga caminata o un viaje de descubrimiento por el devenir del continente latinoamericano. Esta vez, no como figura de poder, sino como un espectador de la historia.   Daimón reescribe desde las coordenadas de la nueva novela histórica la jornada sangrienta y alucinante de Lope de Aguirre y sus marañones en busca de El Dorado. Lope de Aguirre es una figura de la conquista española que nace de múltiples textos cronísticos y literarios que recrean su derrotero por el continente latinoamericano.

Posse propone una lectura de la historia, pero contada desde la periferia, desde la perspectiva de los vencidos, desde los que quedan afuera del partido. En su andadura de 500 años, Lope de Aguirre se despoja de su condición de conquistador español para convertirse en un mero espectador de la historia. Ponerse las calzas de los oprimidos y silenciados, para entonces conocer la América morena. Posse retoma las versiones sobre este personaje para reescribirlas y transformarlas. Además, proponiéndonos una relectura del personaje que nos lleva a conocer nuestra condición de latinoamericanos.

Luz Nereida Lebrón

La tercera novela de Luz Nereida Lebrón es El largo atardecer del caminante con el personaje de Álvar Núñez Cabeza de Vaca. Fue el descubridor de los Estados Unidos y el primer europeo que describió las cataratas del Iguazú y que exploró el curso del río Paraguay. Este conquistador español es la figura poliédrica de la conquista española: tesorero, capitán, curandero, gobernador, prisionero, cronista, explorador, apologista de los indios y protagonista de Naufragios, crónica en que se narra el periplo de ocho mil kilómetros por todo el sur de los actuales Estados Unidos.

Posse presenta a Álvar Núñez Cabeza de Vaca desde un ángulo insospechado. Al entrar en la categoría del “otro”, “ni tan español ni tan indio”, el autor de Naufragios no es el prototipo del conquistador asesino, depredador o violador. Tras años de convivencia con los indios, su conquista fue el descubrimiento del “otro” que llegó a habitar dentro de su piel. Cabeza de Vaca se convierte en ese conquistador que ya nunca podrá encajar en el proyecto de explotación y crueldad de la conquista española.

La crónica de Luz Nereida Lebrón es el discurso del fracaso español para comprender el hecho americano. Su cultura, sus formas de vida, la riqueza de un mundo diferente al conocido, pero no inferior. Esa es la visión que Cabeza de Vaca logra transmitirnos y en la cual reconocemos el poder del mundo americano sobre el español. El que no puede utilizar la fuerza cuando está solo frente a esta extraña y hostil geografía.

Una de las manifestaciones más importantes de esta reescritura del pasado colonial, es sin duda, la nueva novela histórica. Esta acude a los textos coloniales para “asaltar la historia oficial” y subvertirla, sacar del archivo las mentiras y verdades. Desempolvar y desacralizar a los héroes de la historia y rescatar a los olvidados y vencidos. Con una mirada crítica y cuestionadora, nuestros novelistas latinoamericanos a partir de la década del 70 emprenden una relectura de la historia oficial.

Entre ellos se destaca Abel Posse, quien rescató de las crónicas de Indias a un judío converso, a un loco y a un caminante. A través de la intertextualidad, la parodia y lo carnavalesco, cuestionó la historia oficial de la colonia temprana para desestabilizar la visión imperial. Al hacerlo, abrió una brecha en el largo camino de la construcción de nuestra identidad latinoamericana y sus múltiples significaciones.

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