Imagen: Puerta de San Juan dónde se encontraba originalmente el primer puerto de la ciudad. Foto Freddy Vélez.
Esta es la primera parte de una serie de artículos sobre el traslado del poblado de Caparra al Viejo San Juan en 1521.
La fundación de San Juan es parte de un sofisticado puente de cambios de la historia urbana que evoluciona jurídica, arquitectónica, social y políticamente en el Medievo. Además, la creciente efervescencia humana que se vierte de emigrantes en un Nuevo Mundo Atlántico. La comprensión de su difícil transición fundacional la comparten los colonos desde Villa Caparra en reales cédulas, epistolarios, vistas públicas y fueros.
Plano remitido con carta del licenciado Figueroa, sometido por dibujante que le acompañaba en 1519. Archivo General de Indias.
El 12 de septiembre de 1519 el licenciado Rodrigo de Figueroa -juez de residencia y justicia mayor de La Española-, viene a la isla de Puerto Rico. Además, realiza un reconocimiento físico del islote de San Juan acompañado por un dibujante. El propósito era producir un plano que acompañara sus señalamientos sobre la concepción geográfica, natural y futura de la nueva villa a fundarse en un lugar que llamaban “isleta”. Le tomó doce días explorarla, según especifica en su diario. Con esta labor él presenta una descripción muy parecida a la que ya había realizado en una primera visita de 1517. En la cual identificaba sus características más deseables para ser habitada.
El estudio sobre las condiciones de la isleta, de parte del licenciado Figueroa, ya se había sometido anteriormente el 12 de septiembre de 1517. Esto con el propósito de acelerar la aprobación de la mudanza. Comentaba que la isleta tenía área en donde se pudiera colocar un puerto. Además era fácil de caminar a pesar de las peñas todo alrededor del mar y tenía una magnífica playa y área para pescar. Confirma que existe una hermosa arboleda en especial en la parte alta, buena tierra para la agricultura, y puercos por todas partes.
Enfatiza, sobre la condición más importante para la sobrevivencia humana, que ya se ha empezado a preparar un pozo público en donde se va a crear el asentamiento de la ciudad. Y se refiere a colocar este pozo donde hoy día se encuentra la Puerta de San Juan, lugar en que se asentó el puerto y plaza fundacional original de la ciudad. Figueroa abunda en el tema del agua apuntando que en lo alto de la ladera mandó hacer una fuente debido a que “fallóse mucha agua e muy buena”. A esta altura de la isleta había “un encharcamiento de agua con cañas e yerbas que… pasamos con caballos…” Parece describir lo que hoy es el área entre las calles Tanca y la Escuela Lincoln, a lo largo de la calle San Sebastián.
Plano de la isleta incluyendo la bahía de San Juan 1519. Archivo General de Indias.
Sobre el documento del 12 de septiembre de 1519, dos años después del original, y a quinientos años de 2019, el mismo comunica los logros de una mudanza que ya se adelanta en preparativos y enfatiza la vestimenta vegetal de la hermosa isleta a por mudarse. Este documento fue firmado por el licenciado Figueroa y le recuerda al rey Carlos I el contenido del documento mandado anteriormente en 1517.
En 1519 confirma las dificultades del camino para llegar al puerto de la ciudad de Puerto Rico con charcos de aguas hondables y difíciles de cruzar a caballo e imposibles de transitar en carreta debido al lodazal. Los productos de mantenimiento que les llegan a los colonos, debido a las dificultades del viaje entre el puerto y la villa, son muy caros. Y para terminar enfatiza que la salud de los colonos es pobre y las condiciones sociales en general son precarias. Y en este documento, una vez más se devela una isleta con una peña con pesquería, puerto cómodo (que construyen de madera), arboledas en especial en lo alto y buena tierra para cultivar.
El valor del documento del 12 de septiembre de 1519 es que refleja la filosofía de vida de este nuevo pueblo tesonero colonial. A pesar de que la mudanza, bajo condiciones muy difíciles, les ha tomado años de preparativos y espera. Los colonos no cejan en su empeño y continúan reclamando la necesidad de un cambio de lugar para mejor su calidad de vida. Se organizan con maña y entusiasmo y prueba de ello es que ahorran fondos para poder construir puerto. Además de un pozo y un camino de piedra, cultivando en esta forma el bienestar poblacional. Esta mudanza reafirma la valía de un pueblo que, con su capacidad organizacional, su sabia decisión empresarial, su política urbana, sus economías y su trabajo, conquista la futura mudanza y fundación de la ciudad de San Juan.