El área de los muelles en Puerta de Tierra, esconde una villa pesquera con una interesante historia. Se trata de la Villa Pesquera La Coal, un espacio para 24 pescadores en ocho casetas o cuatro pescadores por cada una. Actualmente hay alrededor de 10 pescadores activos, quienes en su gran mayoría, son mayores de 60 años.
Villa Pesquera La Coal está localizada en la parcela que forma parte del Muelle 10 de la Autoridad de los Puertos, mientras que las parcelas próximas son del Distrito de Convenciones. Aunque los pescadores se levantan diariamente para poder conseguir los frutos del mar, éstos desean que el público los apoye, comprando de la pesca fresca. Para esto, están interesados en llevar a cabo un programa que promueva y fomente el apoyo al comercio local y que se mejoren las instalaciones del área.
El Adoquín tuvo la oportunidad de conocer un poco más a algunos miembros de esta villa pesquera, quienes ofrecieron detalles y anécdotas sobre los años que llevan buscando diariamente pescado fresco.
Uno de estos pescadores es Agustín Otero, nacido en 1946, quien recuerda esos años de infancia, viviendo primero en La Perla, y luego en Puerta de Tierra. “Para entrar aquí había que hacerlo en tablones, aquí no había verja. Había una carreta de lechones de un señor que se llamaba Santos y aquí habían tres casetas nada más, en el agua. La segunda era la mía… En La Perla mi papá compró una casa. Cuando pasó el huracán Santa Clara (1956), yo iba caminando por el puente que llegaba a mi casa y el oleaje (causado por el huracán) le dio a la casa y me tumbó al agua. Mi papá me recogió y me sacó a flote por el pelo. La casa se hizo leña y nos mandaron de ahí a Puerta de Tierra”, recuerda Otero, quien caminaba entonces desde su nuevo hogar hasta la Villa Pesquera.
Recuerda que para ese entonces, habían tres pecadores, tres botes y tres casetas. “Una era de un pescador que se llamaba Víctor “Vitín el Chinero”, el otro de Huguito y otro de Ismael. Salíamos a remo en un bote de madera que nosotros compramos, salíamos por el puente Dos Hermanos, por la Peña del Perro, que ya no tiene la cabeza. Veníamos aquí todos los días, pescábamos, nos llevábamos la pesca con mis amistades. La vendíamos por ahí y nos hacíamos unos pesitos. En ese momento el precio estaba bien bajito, la langosta a 75 chavos la libra y el pescado a peseta. Te estoy hablando del tiempo de los 40 y de los cincuenta. Yo tuve la dicha de nacer en 1946. Aprendí a nadar, a bucear y todas las artes que son buenas”, expresó el pescador, quien también trabajó como salvavidas en los Juegos Centroamericanos y del Caribe, en la piscina olímpica en el Escambrón y en el Hotel Caribe Hilton.
Recuerda que en un momento hubo hasta 42 pescadores en la villa, pero que en la actualidad son menos. “Esta área se llamaba la barriada Miranda, hace 40 o 50 años. Aquí llegó un señor que se llama Efraín Santiago, quien fue presidente de nosotros, lo nombraron vitalicio hasta que murió”, añadió el pescador.
Por su parte, Mario Maldonado Díaz, quien lleva cerca de 35 años trabajando desde esta villa, nos relata su día a día en la pesca: “Ahora mismo no estoy pescando tanto como antes porque tengo una condición de cáncer, pero mayormente cuando vengo me dedico a la pesca del chillo. Durante la mañana ya uno tiene todo el equipo listo desde el día antes y se arranca (desde el área) frente a El Morro”.
Maldonado nos cuenta también sobre cómo ha cambiado la rutina de trabajo diaria por los cambios en todo, como el aumento del precio de la gasolina y la búsqueda de las carnadas que utilizan. Sobre este tema, nos explica que antes buscaban sardinas en un lugar llamado El Chorro en Puerto Nuevo, pero que ya no es permitido. Ahora tienen que comprar calamares, que son más caros. Diariamente venden pescados, pero los precios varían según las temporadas. Ellos contactan a potenciales clientes que ya conocen para ofrecerles lo que tienen disponibles en ese momento.
Recuerda el pescador que antes, salían a pescar a eso de las cinco de la tarde, se pasaban la noche entera hasta el día siguiente pescando entre 100 y 200 libras de pescado, pero que debido a su condición de salud, se le ha hecho más difícil.
Por otra parte, es interesante ver cómo la labor de la pesca, corre entre generaciones. Este es el caso de Luis Arroyo padre y su hijo del mismo nombre. El padre, natural de Salinas, ha pescado casi toda su vida, desde que tiene 12 años. “Yo me crie en Estados Unidos y pescaba allá. Llevo como 40 años en La Coal. La Villa Pesquera ha progresado un montón, comparado al arrabal que era, pero hoy día estamos luchando para ver si mejoran las condiciones”, nos relata Arroyo padre, quien especifica que atienden clientes individuales, ya que son pescadores artesanales y no trabajan a gran escala.
Mientras que su hijo, recuerda cuando vivían en Levittown, “yo salía a pescar al lago de Levittown con amistades aprendiendo, luego fue que vine a la villa pesquera como a los cinco o siete años”, indicó Arroyo hijo, quien lleva más de 50 años pescando.
Luis Arroyo hijo aprovechó nuestra conversación para hacer un llamado al apoyo por parte de los consumidores. “Nos gustaría que la gente fomentara la compra de pescados a nosotros los pescadores, que se vayan integrando a lo que es el comercio local, que en parte ha sido muy difícil porque estamos en el norte de Puerto Rico y no tenemos las mejores condiciones, pero cuando salimos a trabajar, hacemos nuestro trabajo y nos gustaría que la gente apoyara el comercio local, que la gente que quiera venir a comprar pescado fresco, pues aquí lo tenemos”.
Las personas pueden ir a la Villa Pesquera La Coal ya que siempre hay personas que pueden atender al público, aseguraron. Entre los pescadores no hay competencia de quien vende más, lo importante es que apoyen el comercio local.
“Sacamos nuestra embarcación, salimos a hacer chárter de pesca, ya eso es pesca pelágica, depende del estilo que quiera el cliente, nos podemos adaptar a su estilo. A veces vienen turistas que quieren ver el atardecer frente a El Morro. Eso es parte de la dinámica de la Villa Pesquera. El tipo de peces que pescan varían según la temporada, ya que migran de otras áreas. Entre los peces que se pueden pescar por aquí están el chillo, el mero, bonito, tipos de atunes, dorado y marlins entre otros. Nos pueden encontrar bajo P10 San Juan Harbour Tours and fishing charters”, finalizó.
Un poco más de historia…
Durante la década del 1840 llegó la navegación a vapor a los muelles de San Juan. Esto a su vez llevó a la creación de depósitos de carbón mineral (coal) en áreas portuarias como La Puntilla y posteriormente Puerta de Tierra. Con el tiempo el área se fue conociendo como El Coal, una comunidad que había levantado sus viviendas sobre el agua, con pilotes como base. En años posteriores, familias fueron desalojadas por el programa de gobierno de eliminación de los arrabales. Aun así, un pequeño grupo de pescadores se mantuvo en el lugar.
A mediados de la década del 1970, llegó a Puerta de Tierra el señor Efraín Santiago. Natural de Patillas, Santiago -también conocido como “El Taíno”- se relacionó tan bien con los pescadores del área, que logró identificarse con ellos. Aquí comenzó un proceso de organización, logrando que fueran reconocidos, renombrando el lugar como Villa Pesquera La Coal en 1979. Se fundó además la Asociación de Pescadores La Coal, a través del programa Fomento y Desarrollo de la Industria Pesquera del Departamento de Agricultura de Puerto Rico.